Sí, hablo de la colección privada mexicana más importante del mundo, que es la que tiene Banamex.
Banamex, el Banco Nacional de México, más que una empresa es una gran institución. En este espacio muchas veces puse en tela de juicio la manera en que Citi gestionó la banca de consumo y cómo pasó de ser el banco número uno a un banco más. O que Citi estaba haciéndole un takeover hostil a Banamex, el cual comenzó cuando M. Corbat sustituyó a Vikram Pandit, y éste emprendió un bullying financiero contra Manuel Medina Mora (q.e.p.d.), quien tuvo que soportar todo género de agravios, simplemente por ser un hombre exitoso y considerado como fuerte contendiente a CEO de Citi. De hecho, gran parte del crecimiento de la banca comercial de Citi a nivel global y que hoy Jane Fraser está desmantelando se debe a Medina Mora. Cómo dejar de lado el tema de Oceanografía, en el cual, desde NY, mandaron atropellar impunemente a Javier Arrigunaga, y que hoy está poniendo en veremos la venta del banco.
Sin embargo, hay que reconocerles que, en el tema de responsabilidad social de la fundación, hay que quitarnos el sombrero frente a ellos.
Ser un ‘banamexo’, para los empleados era todo, era motivo de orgullo nacional y de presunción, tal cual lo era su gran chef, el tan extrañado don Arnulfo Luengas.
Lo prueban diciendo que en 137 años se ha visto de todo y enfrentado de todo. Cualquier cambio de accionistas los hace más fuertes. Nomás en los últimos 40 años Banamex ha sido empresa privada, empresa del gobierno, y ni cómo olvidar la empresa ‘familiar’ de los Hernández y Harp y sus 300 aliados, como don Valentín Diez Morodo, su consejero más antiguo. Sólo el último capítulo es el de Citi. Así de fuerte.
En estos 20 años, Citibanamex consolidó y desarrolló su patrimonio cultural con acciones dignas de admirar: conservación, restauración, adquisición de obra, investigación y difusión para cumplir con su responsabilidad como custodio de esos tesoros de la cultura de México y con el objetivo de ser un agente relevante de cambio social a través de medios culturales.
Como, por ejemplo, la remodelación y destino para uso cultural y social de sus edificios virreinales más importantes: Iturbide, 2004; Montejo, Canal y Súchil, 2010; Valparaíso, 2019.
Otro ejemplo y quizás el más relevante para el banco y motivo de orgullo profesional y de convicción social es el de la colección de arte, la colección privada institucional más importante de tema mexicano que existe.
Durante estos años adquirieron 52 obras significativas para la historia de la pintura en México, del siglo 18 al 21. Autores como Calvé, Morales, Toledo, Gerzso, Corzas, Rahon, entre muchos otros, se integraron para fortalecer y actualizar el catálogo. De hecho, la mayoría de esas adquisiciones significó la repatriación de obra, que, por cierto, ha sido un principio rector en la gestión de la colección.
También, durante estos 20 años, Fomento Cultural, la fundación privada pionera y líder del sector cultural en México, llevó a cabo 276 exposiciones con 23 millones de visitantes nacionales e internacionales. El acervo editorial de Fomento es de 200 libros y catálogos publicados estos 20 años, y contribuyó al rescate de 64 monumentos virreinales y zonas arqueológicas, y la restauración de más de 200 obras pictóricas patrimonio de la nación en distintos museos e iglesias.
Tan sólo en el Palacio de Iturbide se presentaron 56 exposiciones con más de 11 millones de visitantes, durante esos 20 años. En las tres Casas Señoriales, en Mérida, San Miguel de Allende y Durango, se han presentado 67 exposiciones con casi 2 millones de visitantes.
Sin duda, la relevancia de las exposiciones internacionales que ha organizado Fomento Cultural en algunos de los principales museos del mundo, como el Louvre, el Prado, el Metropolitan y el Lacma, entre otros, nos muestra también la magnitud y calidad del compromiso del banco con la cultura mexicana. Es un ejemplo de cómo ha contribuido a darle un lugar importante en el mundo cultural, en este caso, a la pintura novohispana.
Por otra parte, es de destacar la labor de Fomento Social, que este 2022 cumple 30 años de actividad ininterrumpida con proyectos trascendentes. Ha invertido junto con sus aliados 2 mil 865 millones de pesos, llegando a 14.7 millones de beneficiarios directos e indirectos.
Con motivo de los 135 años del Banco Nacional de México, abrieron las puertas del Palacio de los Condes de San Mateo de Valparaíso, edificio donde se fundó el banco en 1884 y que por más de 13 décadas fungió como su sede matriz.
Sin duda, el mejor ejemplo de ese lazo enorme entre las altas finanzas, la cultura y lo social es la reacción de los mexicanos de todos lados ante esta noticia. Todo México ha hablado del asunto.
En ese tono, espero que los compradores –seguro de los nombres pesados en México– respeten y hagan más grandes estos tesoros, y el ADN de lo que ha sido: mucho más que un banco.
Por cierto, hago una corrección a la mayoría de los opinólogos, financieros o políticos: los tesoros en pintura y arquitectónicos de Banamex no son propiedad de su fundación. Son activos fijos del Banco Nacional de México. Por eso la confianza de que seguirán siendo propiedad del banco cuando éste pase, como ha ocurrido tantas veces, a otras manos.