Así como lo están leyendo. Sin duda, el paso de Jimmy Pons por Fonatur y el Tren Maya será inolvidable para el país y los mexicanos. Aprovechando que Fonatur se convirtió en algo así como Ferrocarriles Nacionales de México 2.0, y que toda la atención giraba alrededor del Tren Maya, muy calladito hizo mercadotecnia, al más puro estilo mercado de pulgas, con los inmuebles de los centros integralmente planeados en sitios turísticos como Huatulco, por mencionar uno de los más importantes.
Con el apoyo y creatividad de su entonces director jurídico, Alejandro Varela, en octubre de 2020 suscribieron un convenio transaccional de terminación de contrato de compra-venta de dos lotes ubicados en los centros integralmente planeados para que Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur), y que tiene la concesión de nueve aeropuertos del país, recuperara un negocio de 286 millones de pesos libres de polvo y paja.
Tengo la copia en mis manos del contrato que, en esta columna, comparto, y no sólo eso, sino que este convenio se hizo sin el visto bueno o el permiso del comité técnico, a pesar de ser necesario.
Les cuento, en 2009 Asur adquirió dos predios en Huatulco, de 907 mil y 395 mil metros cuadrados, respectivamente, con el objetivo de desarrollar infraestructura hotelera que nunca pudo arrancar y que, según fuentes consultadas en Fonatur, a estas fechas ameritaba la aplicación de sanciones hasta por 40 mdp por los incumplimientos contractuales.
Pero como la creatividad burocrática morenista es un plus del gobierno federal, Varela Arellano se fue por la libre, y sin permiso de nadie, celebró un convenio de terminación de contrato argumentando que la pandemia de COVID-19, la situación económica del país y, particularmente, de la zona en que se desarrollaría el proyecto, impidieron que se dieran condiciones para concretar la obra en tiempo y forma como se tenía previsto originalmente, y por lo tanto Asur no podría cumplir con los tiempos comprometidos. ¿Quihúboles?
Ser o tener funcionarios como éstos, diría Mastercard… son priceless, ¿o no?
Y es que el flamante director jurídico, quien junto con Manuel Santiago, su aliado en materia de licitaciones, hizo y deshizo a su antojo. Seguro nos dirán que lo hicieron porque son momentos históricos de transformación. Y no vaya a salir usted, estimado lector, con pensamientos conservadores y ande exigiendo escrituras que acrediten la propiedad de dichos predios.
Vaya por un fuerte y saque de una vez la botana
Pues déjenme decirles que, tristemente, sí son igual o peores, pues se daban baños de falsa pureza, ya que mientras Jimmy Pons fue director y Varela director jurídico, en 2020 celebraron otro contrato para ceder un terreno de 97 hectáreas en Tangolunda, Oaxaca, a una asociación llamada Fundación Jaguares en la Selva, que en teoría buscaba salvar a los felinos de la península de Yucatán. El pero, y no es menor, es que casualmente nadie se percató o se dio cuenta o, más bien… se hicieron de la vista gorda, de que esta asociación las salvaría, así como a mil kms de su hábitat, a cambio de ¡15 mil pesos al año! Y no es broma y aquí está el contrato.
Otro muerto en el clóset
Que por cierto, Jimmy Pons se lo tenía muy guardadito y apenas se lo descubrieron en Palacio Nacional al revisar el Tramo 5 Sur del Tren Maya. Hablo de la mina de extracción de piedra caliza Calica, de la empresa estadounidense Vulcan, ubicada a un lado del parque de Xcaret. Esta propiedad, que tiene un puerto llamado Punta Venado, actualmente tiene un arbitraje internacional en contra del gobierno de México por los permisos de la concesión.
A ojo de buen cubero, el equipo de Javier May, nuevo director de Fonatur, le dijo al Presidente que sería muy buena idea que las zonas que ya han sido excavadas se conviertan en albercas naturales como parte de un centro turístico de la zona. Lo cierto es que, y no es de ahora, sino desde hace ya varios años, la mina de Calica ha enfrentado serios problemas con grupos medioambientalistas que la acusan de dañar la flora y fauna del lugar. La pregunta de fondo es ¿quién ganará en esta batalla o, más bien, quién se quedará con el negocio? Haga sus apuestas.
Antes de seguir leyendo, váyanse por un fuerte doble
Pues me cuentan que Javier May llegó a barrer con los más allegados a Jimmy y el turno le tocó a Santiago Quijano, quien fuera su segundo de a bordo, y entre los recién nombrados están… ¡no me lo va a creer!
Reyna Basilio Ortiz, quien a su paso por la Línea 12 terminó con una inhabilitación por 15 años, una sanción por 478 mdp y una orden de aprehensión.
Luis Deya Oropeza... ¡Sí, le atinó, es primo del agrónomo director de Pemex, Octavio Romero Oropeza! Ya ven cómo sí son diferentes... Ok, no.
¿Cómo les quedó el ojo? Ah, y déjenme decirles que todos los amigos de la alcaldía de Tlalpan, sí, los que Jimmy contrató en Fonatur y eran gente de la regenta Sheinbaum, ya se fueron… bueno, los corrieron.
Opacidad en el IMSS
Un fallo donde huelen mal las cosas es el que hizo el IMSS de Zoé Robledo hace unos días en favor de República Farmacéutica, por un monto de 190 mdp para la compra y distribución de pruebas rápidas de COVID-19 de la marca coreana SD-Biosensor. No es la primera vez que se anteponen las relaciones personales a la calidad de los productos. ¿Dónde quedó aquello de que se eliminaría la corrupción y el favoritismo en beneficio de los derechohabientes? Ni hablar.
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