El tsunami morado inundó el Zócalo.
Nos quisieron enterrar, pero no sabían que éramos semillas.
Quien dude que es el tiempo de las mujeres no está prestando atención. Volvimos a salir a las calles con la frente en alto, con dignidad y valentía a exigir lo que por derecho nos corresponde: vivir una vida sin violencia y ser libres. Al grito de “no somos una, no somos 100, p…e gobierno cuéntanos bien”, hicimos historia al superarnos a nosotras mismas: es la marcha #8M más concurrida, y aunque fue mucho más pacífica que las anteriores, es en la que más nos han gaseado, y fue el gobierno “feminista” de la regenta Sheinbaum.
Una vez más toda mi solidaridad y respeto hacia Norma Piña, magistrada presidenta de la SCJN.
