Sobremesa

Lozoya acepta en la Fiscalía CDMX que engañó a la FGR, a AMLO y al país

El ejemplo de corrupción en el gobierno de EPN por fin aceptó que su denuncia fue para salvarse de ir a la cárcel con un criterio de oportunidad, acuerdo reparatorio o suspensión del proceso.

Ante el MP del fuero común de la Fiscalía de la CDMX, Emilio Lozoya confesó que su declaración en la cual imputó a 16 exfuncionarios públicos y a mí, siendo la única mujer y la única periodista, es nula.

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Que la hizo con el único propósito de obtener el criterio de oportunidad. Entonces, no sólo engañó a la Fiscalía General de la República, sino al presidente López Obrador y a todos los mexicanos.

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¡Así como lo están leyendo!

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Su denuncia fue filtrada el 19 de agosto de 2020, acto seguido salí en redes y dije: “Me está difamando, lo denunciaré y llegaré hasta las últimas consecuencias”. Por el daño moral, le gané la primera instancia, la segunda y la tercera, pues le negaron el amparo, y como se niega a acatar la sentencia del juez y estar 3-0, estamos en la cuarta instancia en la SCJN en la Primera Sala.

Después, lo denuncié penalmente por falsedad en declaraciones en 2022, luego de que FGR lo acusara a él y a su familia de ser los únicos beneficiarios del dinero del cochupo de Odebrecht.

Y fue justo por esta denuncia penal que compareció ante un MP de la Fiscalía de la CDMX y se desdijo de sus palabras.

¿Psicópata o sociópata?

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Compareció por escrito y en esas 13 hojas este criminal confeso y vulgar mentiroso dice que lo denuncié por él haber presentado una denuncia.

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¡Mentira! Lo denuncié por haberme difamado y por el delito de falsedad en declaraciones.

Fuerte doble

Pues el ícono de la corrupción con EPN, por fin, aceptó que su denuncia fue para salvarse de irse a la cárcel con un criterio de oportunidad, acuerdo reparatorio o suspensión del proceso.

O sea, dijo lo que sea por salir como fuera del problema, y dice que, como no lo logró, ¡¡su denuncia no tiene efecto jurídico y no puede ser usada en su contra!! Quihúboles.

Entonces, si no hubiera ido al Hunan y todo le hubiera salido bien, bienvenidas las mentiras, pero como no le salió, regresemos el tablero a cero y aquí no ha pasado nada.

Aquí la sociopatía: dice que no tiene efecto jurídico. Pero qué hay del impacto social, mediático, reputacional y emocional de las 17 personas que quiso echar al fuego para salvarse él. Nada. No le merecieron nada. Del daño que causó, de las órdenes de aprehensión, estadías en la cárcel, linchamiento y escarnio social a los denunciados por él. No somos personas, éramos el empedrado de su camino a la impunidad. ¡Vaya con este poco hombre!

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Además, dijo que cuando firmó su denuncia no firmó en presencia de abogado, que fue una confesión incriminatoria (ojo FGR) y que, por ello, la denuncia es nula. Nula. Nula.

Concretamente respecto de mi acusación, dice que no falseó su declaración porque no dio pruebas ni detalles en mi contra.

Otro fuerte y botanita

Se defiende de sus mentiras diciendo que declaró hechos sin detalles. ¡Qué manera de echarle la responsabilidad a la FGR y de lavarse las manos con respecto a todo y a todos!

Pero si lo que ya leyó lo indignó, ¡aún hay más! Dice que el que yo haya exhibido como prueba mis sentencias del juicio de daño moral no tiene validez porque no lo condenaron por mentir, sino por no probar sus dichos. ¡Ver para creer!

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Esta retórica helada, cínica, indolente y amoral creo que merece ser analizada para entender la mente criminal.

Su egocentrismo y narcisismo no dista mucho del de un asesino a sueldo, siendo Emilio un secuestrador de libertades, como la de Jorge Luis Lavalle; un estafador que le robó seis años a Ricardo Anaya, así como un asesino de vidas y reputaciones como las de Carlos Treviño y la mía.

Este criminal no puede andar suelto, absuelto y sin consecuencias.

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Iba a ser hombrecito, pero me chingué la rodilla (literal y perdón mi francés).

Después de que la ministerio público encargada del caso recibiera la declaración por escrito que le acabo de contar, obvio quiso cerciorarse de que hubiere sido Milo el que la firmó, y para ello lo citó a ratificar en el llamado búnker, donde tiene su sede la Fiscalía capitalina. ¿Y qué creen? Que el hijito de Gilda y Lozoya Thalmann, escondiéndose bajo las faldas de su abogada, mandó decir que supo de la cita, pero que no podía asistir porque, como diría el clásico… se chingó la rodilla. La abogada exhibió un justificante de esos que se usaban en secundaria y pidió que la Fiscalía se trasladara, ni más ni menos, que a su despacho de abogados para que el príncipe pudiera ratificar cómodamente su escrito. Cosa que hizo, en su más puro estilo. Siga leyendo…

El indeterminado señor Lozoya

Lozoya se ha enredado tanto en sus mentiras y enjuagues que se ha acorralado a sí mismo, al punto de no saber quién es o ya de plano autodescribirse como alguien indeterminado. Así se lo dijo a la Ministerio Público cuando contestó, después de decir su nombre y previo a firmar, en compañía de su abogada, la ratificación del documento con el que empezamos esta historia.

Licencia de conducir: indeterminado. Teléfono: indeterminado. Teléfono celular: indeterminado. Correo electrónico: indeterminado. CURP: indeterminado. Además, se negó a expresar su edad, estado civil, grado de instrucción, su ocupación, dónde nació, dónde vive… pero eso sí, se negó a ser revisado por un médico legista para que no pudiera cerciorarse si en efecto se chingó la rodilla para evitar ir a la Fiscalía. Siempre gris, siempre oculto, siempre elusivo como la víbora que es. Seguro esperaba jugar con los tiempos y engañar ahora a la Fiscalía de la CDMX, dilatando el procedimiento. Su especialidad.

Bien por la Fiscalía CDMX que no lo soltó y fue por la ratificación de esta bomba de escrito donde, por fin, Lozoya termina por derrumbarse y aceptar sus mentiras, eso sí, sin perder la soberbia. Quizá lo único que ha heredado, cuando todo lo demás lo ha robado.

¿Hacia dónde apunta entonces el caso Lozoya?

Si bien es público que Lozoya en audiencias se ha retractado de sus dichos, sugerido coacciones y sus abogados, e incluso su mami Gilda, han hablado de tratos y componendas con el gobierno federal, al punto de pedirles a la Fiscalía y al propio Presidente que “cumplan lo prometido”, nunca, jamás, se había generado una retractación del calibre que mi denuncia contra él generó.

Su comparecencia es la foto del Hunan en palabras, lo vistió de cuerpo entero. Luego entonces las preguntas son:

1.- ¿Qué va a ser la FGR cuando conozca formalmente este escrito?

2.- ¿Qué va a decir el presidente AMLO cuando sepa que el autor de lo que él mismo calificó como una lectura obligada para el país no es más que un sociópata, un embaucador y un simulador?

3.- ¿Cómo se va a defender la Fiscalía de las demandas de responsabilidad patrimonial del Estado, siguiendo las jurisprudencias más recientes que la Corte ha emitido para sancionar la mala actuación del Ministerio Público?

4.- ¿El fiscal Gertz se va a quedar tranquilo con quienes le acercaron a Lozoya para construir un entramado que no fue más que pólvora mojada?

En mi caso, estoy en la cuarta instancia, esperando la sentencia de la Primera Sala de la SCJN por el daño moral que me causó Milo. Por la denuncia por falsedad de declaraciones estoy a la espera de que la Fiscalía de la CDMX me dé fecha para comenzar el juicio y que en la denuncia por amenazas, pues en la cárcel se la pasaba diciendo que me quiere muerta, le impongan las medidas cautelares pertinentes.

En el capítulo final por el tema de Odebrecht veremos el enfrentamiento de quienes fueron títeres y titiriteros.

De Milo no podemos esperar nada digno, pues sus acciones delincuenciales llevaron a su mami Gilda a la cárcel; su hermana está huida y le costó su matrimonio; su exesposa tampoco está feliz, pues también tiene orden de aprehensión y sus hijos, menores de edad, siguen en Alemania sin verlo; su papi, Lozoya Thalmann, a pesar de esa falsa humildad que le escuchamos con Gertz, dilapidó lo que le quedaba de dignidad, pues él y su hijo Milo revolcaron su apellido, el nombre de la familia en el fango.

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