Democracia Eficaz

Transición y autocontención

Lo mejor para Claudia Sheinbaum hubiera sido ganar sin mayorías tan amplias. Ello habría moderado las expectativas de López Obrador y de los radicales de Morena.

Ayer comenzó el proceso de transición con una reunión entre el presidente López Obrador y la futura mandataria Claudia Sheinbaum. Por su tono y contenido, el riesgo de radicalismo que se temía por la enorme mayoría obtenida el 2 de junio está matizada, temporalmente.

No significa que el riesgo del autoritarismo se desvanezca. Solo que Sheinbaum da señales de querer caminar suavemente, sin la estridencia del vencedor que somete a sus adversarios en el piso. Y también sin la prisa de aprobar el plan C como López Obrador quisiera.

Sheinbaum hizo una convocatoria a discutir la reforma judicial más allá de las puertas del Congreso. Y eso compra tiempo para modificar la propuesta de López Obrador, que parece más una venganza personal que una iniciativa para fortalecer al Poder Judicial.

Nada garantiza que después de la discusión la propuesta se mejore. Puede ser solamente comprar tiempo para tranquilizar a los mercados y después aprobar la reforma en sus términos actuales, o bien, comprar tiempo para apaciguar a López Obrador.

Creo más lo segundo. Sheinbaum ya no requiere una Corte dócil para llevar a cabo las reformas que necesita. Puede cambiar la Constitución porque tendrá mayorías calificadas y porque puede, sin negociar con la oposición, nombrar varias personas ministras de la Corte en los siguientes años.

Si la Corte le tiró a AMLO varias de sus reformas o decretos fue porque eran inconstitucionales. Pero Sheinbaum puede cambiar la Constitución y, frente a ello, la Corte no tiene atribuciones.

Además de la propuesta de reforma judicial, Sheinbaum propuso eliminar la reelección legislativa. ¿Para qué? Si bien la reelección consecutiva no ha tenido un impacto significativo en el profesionalismo del Congreso, ello se ha debido a la sumisión de las últimas dos legislaturas al presidente. Si en este entorno prohíbes la reelección, el Congreso se debilitará aún más.

Creo que Sheinbaum busca, como lo hicieron quienes prohibieron la reelección legislativa en los años 30 del siglo XX, más lealtad del Congreso hacia su persona a partir de 2027, tomando en cuenta que muchos de los nuevos legisladores de Morena le deben su cargo a López Obrador, no a ella. Eso es, busca debilitar al Congreso para empoderarse ella.

Una reflexión final: los gobiernos de origen democrático funcionan bien cuando están sometidos a la vigilancia y al sistema de contrapesos que brinda la división de poderes. La hegemonía es la peor consejera para gobernar bien. Puedes transformar, pero eventualmente te tropiezas con los excesos y el abuso del poder.

Creo que lo mejor para Sheinbaum hubiera sido ganar sin mayorías tan amplias. Ello habría moderado las expectativas de López Obrador y de los radicales de Morena. Y le habría dado a ella el espacio natural para construir un liderazgo incluyente y nuevo.

En el entorno del 2 de junio, la única manera de evitar los excesos de la hegemonía es la autocontención. El autocontrol para balancear diversos objetivos. El nuevo gobierno puede ir por todas las canicas del Poder Judicial, pero al costo de generar temor y afectar el crecimiento de la economía. O de encarecer el costo financiero de la deuda.

Ojalá Sheinbaum aplique la autocontención, pero esta tiene fecha de caducidad. Las buenas formas del inicio de una nueva administración se van destruyendo conforme avanza el gobierno y surgen adversidades, baja la popularidad y enfrentas tus primeras crisis.

Ahí surge la impaciencia, la intolerancia y la autocontención termina. Esa es la política real.

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