Un rector de la UNAM me explicó la correlación positiva entre los resultados del equipo de futbol Pumas y el aprovechamiento académico de los estudiantes universitarios. El entusiasmo y la esperanza que alimentan los éxitos deportivos en justas nacionales o internacionales tienen un impacto (puede ser medido) en el estado de ánimo del pueblo, en el humor social de la opinión pública y en el orgullo nacional.
Aún no se anuncia el gabinete completo –legal y ampliado– que acompañará a Claudia Sheinbaum como cuerpo administrativo del Poder Ejecutivo que encabezará a partir de octubre.
Las reacciones públicas a los nombramientos anunciados no han profundizado en los perfiles y el impacto que pudieran tener en la ejecución de un programa de gobierno del que conocemos, apenas, las 100 propuestas de Sheinbaum que servirán de base para su formulación.
Observamos una distorsión natural en la preocupación principal publicada: ¿los nombramientos anunciados son de Sheinbaum o son recomendaciones del presidente saliente? La pregunta, en sus múltiples variaciones, es vana y poco útil para asomarnos a cómo será el segundo piso de la cuarta transformación. Nadie en su sano juicio podría pensar que la virtual presidenta electa, el saliente y sus electores quisieran un deslinde. Ese, de momento, es un deseo opositor.
Sería deseable, en cambio, deliberar sobre la coherencia entre los perfiles que se nombren titulares de dependencias y organismos con el diseño y contenido de las políticas públicas que se convertirán en la acción de gobernar.
El nombramiento de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) puede ser importante para el futuro del país o solo seguir la tendencia de toda la vida: ser inocuo. Limitarnos a tener a un exmedallista olímpico que dé nombre al cargo, en lugar de nombrar a alguien (medallista o no) con el perfil profesional, la honestidad y el liderazgo necesarios para el encargo, para que la política deportiva del país sea una política pública de Estado. (Lamento informar que no tengo propuestas, ni conozco a algún interesado, para decepción de conspiranoicos).
Para diseñar y formular una política pública es necesario problematizar la situación, identificar las condiciones prevalecientes, definirlas como problemas a atender y configurar el espacio de actuación del Estado, la forma como debe intervenir.
En México tenemos epidemia de diabetes y a la obesidad general e infantil como problemas de salud pública; las adicciones también son un problema de salud creciente; contamos con infraestructura deportiva que puede datar de las olimpiadas de 1968, aunque hay estadios de beisbol nuevecitos, gracias a una asociación pública privada informal; nuestra juventud tiene escasa oferta deportiva y, en algunos lugares, el crimen organizado recluta con engaños o de manera forzada a jóvenes sin mejores alternativas. Las corredoras rarámuris, los basquetbolistas triquis, los competidores de atletismo mayas son extraordinarios atletas de pueblos originarios sin atención y oportunidades extraordinarias. Tienen más documentales que soporte institucional.
La Conade, organismo público descentralizado de la SEP, tiene un dilema: se mantiene como mecanismo pichicatero de becas o se convierte en coordinador de una política pública de Estado que atienda los objetivos de fomento a la práctica deportiva y la educación física en cada escuela, en cada barrio: mejora de la salud pública (diabetes, obesidad, enfermedades cardiacas, salud mental); inclusión social y equidad (acceso igualitario, equidad); identificación y fomento de talento deportivo para el soporte a atletas de alto rendimiento (no basta una beca); desarrollo económico y turismo deportivo; promoción de la cultura y la identidad nacionales; sostenibilidad y desarrollo de infraestructuras; y de manera sustancial, el combate a la corrupción en federaciones deportivas y gestión de instalaciones y recursos públicos.
Veamos al deporte como un derecho del pueblo transversal a otros derechos.
Lectura recomendada: Políticas Públicas, de José Luis Méndez Martínez. ColMex.