Segundo piso

Como perros, como gatos. Música en campaña

En las contiendas cerradas todo cuenta, pero cuando se instala un marco de referencia en la opinión pública es muy difícil modificarlo.

Kamala Harris, mujer, negra, asiática, senadora, fiscal general del estado, vicepresidenta, va a ganar las elecciones presidenciales estadounidenses porque logró romper el clima de opinión prevaleciente —el marco de referencia o framing, en términos de Lakoff— que prefiguraba el triunfo de Donald Trump, apenas hace unas semanas.

Al comienzo del proceso electoral, en ese país polarizado y bipartidista (¿sabemos los nombres de los aspirantes independientes?), dos personas mayores se postulaban para su reelección en un escenario reñido. El predominio de las imágenes de decrepitud de Biden y del atentado ‘milagrosamente’ fallido que le rozó una oreja a Trump, consolidaban una tendencia de despegue del controvertido magnate.

Se configuraba un frame. Los demócratas se debatían entre mantener la institucionalidad y resignarse con la arriesgada candidatura de Biden o sustituirlo, pero ¿quién era el valiente capaz de entrar al Despacho Oval y decirle al jefe de la oficina más importante del mundo que debía renunciar por viejito?

En las contiendas cerradas todo cuenta, pero cuando se instala un marco de referencia en la opinión pública es muy difícil modificarlo. En 2011, la mayoría de los mexicanos sabían que Enrique Peña sería presidente de México y aún era gobernador. En los procesos siguientes, 2018 y 2024, sabíamos que ganarían López Obrador y Sheinbaum. En 2006 no existía certeza.

“Los marcos de referencia no pueden verse ni oírse. Forman parte de lo que los científicos cognitivos llaman el inconsciente cognitivo, estructuras de nuestro cerebro a las que no podemos acceder conscientemente, pero que conocemos por sus consecuencias: nuestro modo de razonar y lo que se entiende por sentido común.” (Lakoff).

Kamala, dos décadas menor que Trump y Biden, modificó el escenario: récord olímpico (monto/velocidad) en recaudación de fondos para su campaña, adecuada elección de vicepresidente, triunfo claro en el debate y posdebate, apoyo contundente y pedagógico de Taylor Swift (para envidia de Zaldívar) y, como cereza en el pastel: un Trump equívoco, autor involuntario de la letra del rap They’re eating the dogs

Los apoyos de famosos e influencers no son determinantes, solo abonan al marco prevaleciente. El de Taylor Swift es relevante porque suma mucho, porque lo hace con llamado a la acción y porque saca de quicio a Trump (declaró que la odia). La campaña del republicano difundió videos fake, diseñados con inteligencia artificial, en los que Swift parecía apoyarlo. Su candidato a la vicepresidencia, Vance, la cuestionó por tener gatos y no hijos. Elon Musk ofreció darle un hijo y cuidar sus gatos. La cantante más famosa de Estados Unidos se afirmó como señora con gatos sin hijos, llamó a votar por Kamala, “una guerrera talentosa y de mano firme que lucha por derechos y causas”. Lo más importante: enseñó a los jóvenes cómo registrarse para votar.

La canción de campaña de Reagan fue Born in the USA, de Bruce Springsteen; Clinton recurrió a Don’t Stop, de Fleetwood Mac; Obama tuvo el tema Signed, Sealed, Delivered, de Stevie Wonder y el rapero will.i.am, de Black Eyed Peas, le dedicó la canción Yes We Can.

Mientras, muchos músicos se deslindan de Trump, algunos: Celine Dion, The White Stripes, Beyoncé (que cedió Freedome a Kamala), Springsteen, Creedence Clearwater Revival, Guns N’ Roses, Ozzy Osbourne, R.E.M., Rihanna, Rolling Stones, Village People, Maná (rompe con el rapero Nicky Jam, y anuncia que baja de todas las plataformas sus colaboraciones por su apoyo a Trump).

La suerte no está echada, pero 67 millones de espectadores del debate vieron a Trump caer en cada trampa que le puso Kamala quien no dejó pasar ninguna idea loca de Trump, al tiempo que lanzó propuestas. Al final, su lenguaje verbal y el no verbal se impusieron. Cambió el marco de referencia, cambió la contienda.

Lecturas sugeridas: No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político. George Lakoff. Península Atalaya. Presidential Debates. The challenge of creating an informed electorate. Kathleen Hall Jamieson and David S. Birdsell, Oxford.

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