Presidente de Conasami
Durante varios meses la alta inflación ha afectado el poder adquisitivo de las familias; hemos intentado explicar por qué es elevada, pues pese a que ya terminó la pandemia y las cadenas de suministro casi se han recuperado, la inflación persiste.
En redes sociales y en medios de comunicación algunos mencionan que quizá, dado que en México ha subido de manera importante el ingreso de las y los trabajadores, esto provoca la inflación. Pero, ¿es posible que el incremento del salario mínimo y el ingreso de las familias expliquen la inflación?
Recientemente, economistas de la Universidad de Massachussets publicaron un artículo en donde analizan qué explica la alta inflación. Su conclusión es que lo que más contribuye son las ganancias de las empresas. ¿Cómo ocurre esto?
Es importante saber que las empresas en México y el mundo tienen niveles de ganancias no vistos desde la Segunda Guerra Mundial; en ese momento histórico, la inflación alta también coincidió con ganancias extraordinarias. No parece tratarse de poder de mercado, ya que los precios estaban estables, pero las empresas decidieron incrementarlos en el contexto de la pandemia-guerra. Además, es fundamental entender que no existe asimetría entre salarios y ganancias para crear inflación, ambas variables tienen el mismo peso.
Los autores analizan cómo las empresas fijan los precios tomando en cuenta las ganancias como un factor determinante y, surgen cuatro principios básicos:
Primero, las empresas no bajan sus precios para acaparar mercado (como lo dice la teoría), ni suben sus precios directamente para proteger sus ganancias; más bien, esperan que el resto lo haga. Es decir, lo hacen en conjunto, se coordinan.
Segundo, cuando hay un choque de precios en todo un sector, se crean acuerdos tácitos entre las empresas para incrementar los precios; todas buscan el mismo objetivo, que es proteger sus ganancias. La evidencia muestra que, si una empresa no sigue esta regla, es castigada por los inversionistas.
Tercero, cuando hay cuellos de botella en las cadenas de suministro (como ocurrió en la pandemia y luego por la guerra de Rusia-Ucrania) las empresas obtienen un poder monopólico temporal, que les permite no solo proteger sus ganancias, sino aumentar sus márgenes respecto a cómo estaban previo al choque. Es decir, suben los precios y amplifican sus ganancias, provocando aún mayor inflación.
Cuarto, las empresas se comportan como si sus clientes fueran un “portafolio de riesgo”, no por principios de oferta y demanda. Esto implica que las empresas necesitan establecer una relación social con sus clientes para mantenerlos y que, además, acepten los aumentos de precios en contextos como el que vivimos, haciéndolos creer que el producto vale más. Por eso, ante este tipo de situaciones, aumentar sus precios considerablemente es entendible y bien visto por el resto de su competencia; todos hacen lo mismo.
Estos principios permiten explicar cómo se propaga la inflación: (1) las empresas suben sus precios porque hay un choque (pandemia-guerra); (2) aumentan aún más sus precios aprovechando su poder monopólico temporal, logrando ganancias extraordinarias; y, (3) las y los trabajadores reaccionan cuando los precios suben y pierden su poder de compra, pidiendo un alza salarial. Es en esta etapa donde los analistas, sobre todo en México, culpan al salario y al ingreso de las familias de la inflación, cuando en realidad, el mayor impacto viene de las ganancias.
En el caso de Estados Unidos, típicamente las ganancias explican el 46 por ciento de los precios y los salarios el 54 por ciento. Sin embargo, durante el 2021, las ganancias explicaron entre el 59 y el 133 por ciento de la inflación(1), es decir, las ganancias opacaron completamente el efecto del costo laboral, incluso el costo laboral contribuyó a la baja de los precios. Estos datos son similares para el caso de Europa, según los datos de Eurostat, donde las ganancias explican el 66 por ciento de la inflación y el salario 33 por ciento.
¿Qué ocurre en México? Aunque no tenemos datos desagregados para estimar estos números; sabemos que el peso de las ganancias en la inflación debe ser mucho mayor. Esto se concluye porque en México las ganancias representan el 58 por ciento del ingreso generado por las empresas y el resto se va a salarios, mientras que en Estados Unidos este número asciende a 22 por ciento.
(1)El 133 por ciento implica que las ganancias empujaron más del 100 por ciento de la inflación, pero los salarios cayeron, teniendo una contribución negativa.*