Presidente de Conasami
Hace unas semanas el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) publicó los resultados de pobreza, con lo cual pudimos conocer que entre 2018 y 2022 salieron de la pobreza 5.1 millones de personas. Es la mayor reducción de la pobreza que ha ocurrido en nuestro país en tan poco tiempo. Evidentemente esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué explica una reducción en tal magnitud? ¿Se debe a la política social que ahora es universal, cuando antes era focalizada? ¿Se explica por el incremento al salario mínimo y las reformas laborales? ¿Se debe a las remesas que se reciben en los hogares más pobres de este país? Quizá es una mezcla de todos estos factores.
Conasami desarrolló un estudio –que se publicará en las próximas semanas– que analiza los factores que redujeron la pobreza, poniendo el foco en el impacto que tuvo el salario mínimo. Se utilizó información de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) de 2018 a 2022 para hacer un panel de datos a nivel estatal, donde, además se integra como una entidad adicional a la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN).
Dentro de los resultados principales está que por cada 10 por ciento de incremento en el salario mínimo en términos reales, la pobreza se redujo en 3.6 por ciento. Es decir, dado que el salario mínimo se había incrementado 65.2 por ciento en términos reales a nivel nacional cuando se levantó la encuesta, el impacto fue una reducción de 23.7 por ciento en el número de personas en situación de pobreza. Un resultado espectacular en comparación con otros países, donde los salarios mínimos han tenido un impacto modesto en la pobreza.
Conasami también hizo cálculos de los cambios en la tasa de pobreza para poder medir cuánto se le atribuye al salario mínimo en términos de personas que salieron de pobreza, una vez tomando en cuenta que hay otros factores que influyen de manera importante. Según los datos del estudio, de los 5.1 millones de personas que salieron de la pobreza, 4.1 millones se deben exclusivamente al salario mínimo.
Sin duda estas son excelentes noticias, sobre todo para los millones de personas trabajadoras que se han visto beneficiadas de esta exitosa política pública. En el caso de México, estos resultados no son tan difíciles de comprender. El salario mínimo casi se ha duplicado en el país y éste no ha tenido efectos adversos relevantes (si es que los hay) en el empleo y la inflación. En este mismo estudio, Conasami no encuentra impactos significativos en el empleo, pero sí un impacto muy fuerte en el ingreso laboral de los hogares.
México se ha convertido en un ejemplo de cuándo se debe incrementar el salario mínimo y cuándo tiene efectos más benéficos para las y los trabajadores y la economía. Cuando el salario mínimo es muy elevado y existe un mercado laboral competitivo, el salario mínimo no tiene efectos positivos en la pobreza. Pero si el salario mínimo y el salario promedio del país es bajo, las ganancias de las empresas son muy altas y no existen tantas opciones de trabajo (monopsonio), se ha probado que el salario mínimo no tiene algún impacto adverso, al contrario, no solo beneficia a las personas más pobres, sino que corrige estas fallas del mercado. Por ello, la política salarial en México ha sido tan exitosa.