Los Dallas Cowboys vuelan en el inicio de temporada tras sendas palizas, a Giants y Jets. Los aficionados están echando fuegos artificiales. Me llegó un meme, se titula “El ciclo de los Cowboys” y luego pone vectores: La temporada inicia -> vencen a equipos malos -> los fans enloquecen -> llega el “este es nuestro año” -> derrota fea en Playoffs -> se repite…
Es feo que el equipo más popular de la NFL se haya convertido en un meme así, como en su momento lo fue Cruz Azul, pero cómo defenderse cuando el último título llegó en 1996 y apenas 11 veces clasificó a la postemporada en los últimos 26 años. Lamentable.
Desde 1960, cuando inició operaciones, y hasta 1988, los Cowboys fueron comandados por Tom Landry como entrenador y Tex Schramm como presidente y gerente general. Con la dupla Landry-Tex, aunque no avanzaron a Playoffs en las primeras seis temporadas, sí lo hicieron 18 veces en las 20 siguientes, entre 1966 y 1985, incluidos dos títulos de Super Bowl (1971 y 1977). Luego vinieron terribles problemas económicos y tres campañas con marca negativa.
Por 140 millones de dólares, Bum Bright vendió el equipo el 25 de febrero de 1989, el comprador fue un empresario petrolero nacido en Los Ángeles, pero que hizo fortuna en Arkansas: Jerry Jones. Ese mismo día, el nuevo dueño anunció al coach de la Universidad de Miami, Jimmy Johnson, como reemplazo de Landry, quien, sin mediar palabra con Jones, se enteró indirectamente que se iba luego de 29 campañas en el equipo.
En sus primeros dos años, Jerry se dedicó a reconstruir el área financiera. Mientras, Jimmy ideaba el plan deportivo… peeero con voz y voto del dueño, pues asumió el puesto de gerente general, mismo que aún ostenta.
Con la primera selección global en el Draft de 1989, llegó Troy Aikman, quien se unió a Michael Irvin, herencia del último Draft de Landry (1988). Sin embargo, la temporada debut fue un desastre (1-15).
Al año siguiente, gracias al famoso “Herschel Walker trade”, por el que Walker pasó de los Cowboys a los Minnesota Vikings, el cuadro texano obtuvo la selección 17 de la primera ronda del Draft y seleccionó a Emmitt Smith y varias estrellas más.
Con The Triplets (Aikman-Smith-Irvin), los Cowboys ganaron los Super Bowls de 1992 (XXVII), 1993 (XXVIII) y 1996 (XXX). Dinastía. Solo que, después de los primeros dos títulos, se fue construyendo el desastre actual, pues Jones tomó el crédito de los éxitos deportivos, al grado que, en una entrevista con el Dallas Morning News, dijo: “Hay 500 entrenadores que hubieran ganado el Super Bowl con nuestro equipo. Realmente lo creo” y echó a Jimmy Johnson después del bicampeonato.
Como Jones fue jugador y su hijo fue QB en Arkansas, donde estaba muy ligado al programa de futbol americano de la universidad, siempre se tomó demasiadas libertades en las decisiones deportivas. Tras Johnson, contrató a Barry Switzer, coach en Arkansas, con quien fue campeón en 1996. Desde entonces, durante estos largos 26 años, todo ha sido decepción en los Cowboys.
En ese mismo 1996 se consolidó el derrumbe. Primero fue el escándalo de Irvin en un hotel de Dallas, donde fue encontrado en una habitación con mariguana, cocaína y prostitutas, y, de pilón, charoleó a la Policía: “¿te puedo decir quién soy?”.
Después, aunque los Cowboys jugaron Playoffs esa temporada, ya se cocinaba un rompimiento entre Aikman y Switzer, quien, además, fue arrestado en agosto de 1997 porque le cacharon un arma de fuego en su equipaje en el aeropuerto. Switzer, el primero decía que “sí” a todas las indicaciones deportivas de Jerry. Se fue al final de la temporada, luego de quedar fuera de postemporada.
A Jones le costaba retener al plantel por lesiones y retiros, además de decisiones erráticas al dar grandes contratos a jugadores que no lo merecían. También el comportamiento de sus jugadores, especialmente Irvin, quien, por ejemplo, en 1998 provocó a su compañero Everett McIver mientras se cortaba el pelo, quien se levantó y le dio un puñetazo; la respuesta de Irvin fue tomar las tijeras y cortarlo en el cuello. Jerry calmó las aguas en el equipo y Michael libró los cargos gracias a que McIver no fue más allá y a que el juez apreció el incidente como un acto “juguetón”. Otro fue Leon Lett, quien fue suspendido por uso de sustancias.
En 1999, una lesión en las cervicales retiró prematuramente a Michael Irvin; Troy Aikman también se fue al año siguiente. En 2002, con la salida de Emmitt Smith rumbo a Arizona, se acabó The Triplets y los éxitos de Jerry. No hay más leyendas en los Cowboys desde entonces, ¿ven Dak Prescott o alguien de este equipo capaz de entrar en esa lista?
A Dallas lo entrenaron Chan Gailey (dos años), Dave Campo (tres), Bill Parcells (cuatro), Wade Phillips (cuatro, aunque despedido a la mitad), Jason Garrett (diez) y ahora a Mike McCarthy, quien disputa su tercera campaña. Con ellos, las frustraciones son innumerables, muchas -demasiadas- provocadas por el protagonismo del dueño, quien puso a los primeros cuatro para que asintieran a todas sus decisiones deportivas. Con Garrett, Jones prometió dejar esa práctica… pero muchos dudan que lo hiciera. Con McCarthy, al parecer, las cosas son diferentes. El año pasado volvió la ilusión, pero, como cada temporada en Playoffs, el resultado fue una decepcionante derrota. Nada que festejar.
Eso sí, la gestión de Jones ha sido un éxito en lo económico. Aquellos 140 millones que invirtió en 1989, hoy son 9 mil 200, para ser la franquicia deportiva más valiosa del mundo, mil 160 millones más que la segunda, New York Giants. La casa de Dallas, el AT&T Stadium, costó mil 300 millones, fue inaugurado en 2009, y tiene capacidad de hasta 105 mil aficionados. Además, construyó el campo de entrenamiento, The Star, que costó otros mil 500.
Jones también acordó con la NFL que cada equipo pudiera hacer sus propios acuerdos de patrocinio y fue parte de las negociaciones para los primeros contratos milmillonarios por concepto de derechos de transmisión.
Ahora mismo, los fans de los Cowboys de aquella época se hacen viejos. El recuerdo de The Triplets es suficiente para ellos, pero no para los nuevos, quienes ven a Jerry como un lastre que se tiene que ir… el gran problema es que los dueños no se van si no venden.
A Jerry Jones le pasó lo de la película de Batman: pudo vender a tiempo para terminar siendo un héroe, pero ha permanecido lo suficiente en los Cowboys para, en lugar de eso, convertirse en el villano.