Con la reapertura de actividades a la vuelta de la esquina, gracias al avance de la vacunación de adultos en el país, la preocupación económica principal –como en todo el mundo– será atenuar el crecimiento de la inflación.
Bancos centrales y gobiernos están ya en el análisis de diferentes medidas para ello, pero el comportamiento de varios mercados ha hecho que las proyecciones en el costo de insumos, mercancías y alimentos, sean mayores a lo estimado.
Mientras en unos países es el precio de la vivienda, en otros ha sido el incremento en el combustible, pero de fondo lo que apreciamos es un aumento de golpe en la actividad económica que genera ríos revueltos para presionar el costo de las cosas.
La crisis de chips para computadora, entre otros episodios de escasez durante la pandemia, no ha ayudado tampoco y la decisión de relocalizar plantas de producción de estos componentes no será rápida y modificará las cadenas de suministro de enseres básicos, autopartes y dispositivos de uso diario que volverán a estar en demanda.
A la par, recuperaremos movilidad y viajaremos de nuevo, lo que hará que muchas naciones que dependen del turismo compitan por atraer visitantes, lo que podría provocar guerras de precios que no necesariamente serán benéficas para el consumidor.
En esta carrera podemos olvidar que la emergencia no ha terminado y muchas naciones pelean por un mínimo de vacunas para inmunizar a su población. Otras sufren de rebrotes y deben asumir nuevamente medidas de contención que echan por tierra cualquier estrategia de apertura.
Mientras no alcancemos niveles de vacunación que reduzcan la peligrosidad del virus, estaremos a merced de nuevas cepas y de contagios repentinos que obligarán a nuevos cierres. Lo mejor será mantener los cuidados por varios meses más, aumentar la vacunación a nivel internacional y ser prudentes, en lo personal y en lo social, con la idea de que ya estamos del otro lado de esta crisis.
Si bien hay ramas industriales que sorprendentemente han recuperado sus niveles previos a la pandemia, muchas otras podrán cantar victoria hasta en dos o tres años, por muy rápido.
De ahí que sea una tarea primordial tener a la inflación bajo control en el horizonte, en tanto se conduce a las economías con racionalidad y se colabora para enfriar el calentamiento de mercados desesperados por retomar el paso. Que se tenga la mira en un objetivo a mediano plazo no quiere decir que es un destino fatal; la inflación puede ser controlada, pero demanda una conducción económica que no detenga el retorno y en paralelo modere la escalada de precios.
No habrá recuperación sostenida si se desboca el regreso a esta nueva realidad. Como en casi todo lo que ha ocurrido en este año y medio, nada de lo que pensábamos seguro es así y requiere de adaptación, persistencia y disciplina para incorporar hábitos y comportamientos adecuados que nos permitan navegar por un periodo económico incierto más largo de lo previsto.
El autor es director general de seguridad privada de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.