Luis Wertman Zaslav

Calificaciones

La más reciente calificación de S&P sobre México señala que estamos en el camino del equilibrio y de un estado de bienestar auténtico, a pesar de la pandemia y del reacomodo económico.

Medir el desempeño de una economía es un ejercicio que han privilegiado los mercados y los inversionistas por mucho tiempo. Cuando las evaluaciones son positivas, crean un clima acorde y, cuando no, se vuelven un dolor de cabeza para gobiernos e instituciones.

Esos diagnósticos, como otros indicadores, son brújulas para que los capitales se orienten en un mundo globalizado que está cambiando de forma y cuyas conexiones se acomodan de manera diferente ante la pandemia y la crisis energética que ha generado el conflicto Ucrania-Rusia.

Pero hasta el instrumento más exacto para la orientación necesita de parámetros confiables para identificar el rumbo. Si bien los que tenemos han sido adoptados por la mayoría de los agentes económicos, también es cierto que se equivocan y señalan rutas incomprensibles, como las que luego mandan las aplicaciones digitales de mapas y puntos de ubicación.

Hace un día le tocó a México una buena noticia respecto de la calificación de una de las empresas más conocidas en ese ramo. Las interpretaciones no se han hecho esperar y para los pesimistas se trata de una evaluación obtenida por haber tomado una ruta diferente a la que se ha planteado; mientras que para los optimistas es una confirmación de que se ha mantenido una disciplina y un manejo financiero correcto.

Pueden ser ambas y eso no quiere decir que la brújula esté apuntando hacia el norte. Más bien, es posible que haya llegado el momento de analizar la calidad de los instrumentos que usamos y empezar a diseñar unos nuevos que incluyan elementos que interpreten la realidad de la mayoría y no necesariamente del segmento económico y financiero que no siempre está en contacto con lo que sucede en las calles.

Existen muchos ejemplos de buenas calificaciones en países que viven un día a día muy complejo por falta de empleo, oportunidades y desarrollo social; en tanto que otras naciones no son evaluadas positivamente, pero sus poblaciones cuentan con apoyos, programas y subsidios que sí mejoran sus condiciones. ¿Cómo saber entonces dónde invertir?

Cuando uno tiene la oportunidad de tener un negocio, sabe que debe estar atento a lo que ocurre en las oficinas y las instalaciones, de las necesidades de la gente que colabora con uno, probar los servicios de los proveedores e incluso alojarse y comer en los mismos sitios a donde acude la fuerza de trabajo o de ventas.

Ponerse en los zapatos de quien trabaja con nosotros es la mejor forma de saber si lo que hacemos como líderes está funcionando para tus colaboradores, además de complementar con lo que indican las cifras y los reportes mensuales.

Es común decir que los números son fríos, pero agregaría que adicionalmente pueden ser engañosos. El equilibrio entre éstos y lo que ocurre en realidad solo se logra cuando estamos en el piso de la fábrica y estamos pendientes de lo que nos dicen aquellos que han decidido ayudarnos con su trabajo.

Por eso siempre hay una opinión de los expertos, de los analistas, de los evaluadores; y una de quienes arman, empacan y venden. Cuando coinciden, el sistema funciona; si no sucede, entonces podría estarse dando un beneficio solo a ciertos ámbitos de la organización, olvidando a los segmentos más numerosos.

Es muy común que las gerencias vivan en la comodidad que brindan las calificaciones y los números en negro; solo que ninguna compañía o país puede ser próspero si ese bienestar no logra llegar a las líneas de producción.

Lo mismo sucede con las naciones y, tal vez, por eso la noticia de la más reciente calificación sobre México es tan importante: señala que estamos en el camino del equilibrio y de un estado de bienestar auténtico, a pesar de dos años y contando de emergencia sanitaria y de un reacomodo mundial del modelo económico que prevaleció por décadas y parece haberse agotado.

El autor es comisionado del Servicio de Protección Federal.

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