Opinión

Covid-19 y la economía

Nuestra tarea ciudadana es estar bien informados, colaborar, coordinarnos y tener claro que este es un riesgo que forma parte del planeta que habitamos.

Podremos utilizar mucho de lo que aprendimos hace una década cuando enfrentamos el virus de la influenza H1N1, pero es importante comprender que esta contingencia –por el Covid-19– será distinta por varios factores.

En 2009 no teníamos la explosión de redes sociales que vivimos ahora y la información no era instantánea, lo mismo que las noticias falsas o las enfocadas en crear pánico. La baja en las bolsas de valores, el alza del dólar, y los pronósticos económicos para este año, derivados del impacto de esta cepa de coronavirus, son poco optimistas, ya que el principal virus que se propagó fue el del miedo.

Las pandemias no son nuevas, nos han acompañado a lo largo de la historia como especie, y cada una ha hecho los estragos correspondientes en lo social y en lo económico; sin embargo, el súbito pánico que sintieron los mercados habla mucho sobre nuestra época y la manera en que estamos conectados.

Esa corta distancia, mucho más en lo virtual, provoca alteraciones financieras que afectan al mundo, mucho más a naciones que, como la nuestra, están en pleno cambio de modelo de gobierno, con todo lo que eso implica.

Si este cambio de época ya era una sacudida en lo administrativo y en la actividad económica, ahora se le sumará uno de los riesgos con mayor incertidumbre: el sanitario. De lo bien que podamos prepararnos dependerá el nivel de preocupación que provoque el coronavirus y sus efectos en consecuencia, porque llegará a México, de eso creo que existe una seguridad científica.

Como sociedad, bien organizada, con antecedentes en crisis de este tipo, podemos hacer mucho, principalmente con la idea de que estamos en otro escenario y por ello debemos actuar rápido, juntos, y aplicando hábitos de higiene que ya conocemos.

Si bien las comparaciones con el H1N1 no son aplicables a este momento, las medidas de prevención sí: no estornudar o toser sin cubrirse, llevar toallas desinfectantes y pañuelos desechables, quedarse en casa si tenemos algún padecimiento respiratorio, lavarse las manos continuamente, evitar el contacto con personas con enfermedades respiratorias, acudir al hospital si presentamos fiebre alta o cualquier otro síntoma sospechoso, entre otras.

Además, no contagiar miedo. Esta semana ha sido particularmente reveladora sobre los alcances que tiene el temor a las pandemias entre nosotros y entre los mercados que se desplomaron, de nuevo, apenas ayer jueves.

Nada nos indica que tendremos los efectos del pasado, pero ese es precisamente el punto, estamos en un entorno nuevo, con vehículos informativos rápidos y tecnología al alcance de cualquiera; nuestra tarea ciudadana es estar bien informados, colaborar, coordinarnos y tener claro que este es un riesgo que forma parte del planeta que habitamos.

COLUMNAS ANTERIORES

Almendras y petróleo
Moneda en el aire

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.