Luis Wertman Zaslav

El temor a la W

El sorpresivo entusiasmo de los mercados financieros de las últimas horas puede ser un espejismo para tratar de inyectar confianza en los capitales por una eventual salida de la pandemia.

El consenso de los analistas económicos coincide con el riesgo de que el repunte en México, después de haber tocado fondo, pueda registrar una nueva caída, seguida de otro repunte, lo que haría muy difícil lograr metas de crecimiento sostenido en el país.

Esto significaría que no habría crecimiento en 'V' y tampoco en forma de 'palomita', sino en una temida 'W', que deja en el aire cualquier pronóstico serio para el futuro. Una especie de montaña rusa económica que se juntará con modificaciones radicales en el aparato de gobierno, en el ajuste al gasto público y en las proyecciones de inversión privada que necesariamente se concentrarán en naciones de rentabilidad estable y no en sitios de riesgo.

El sorpresivo entusiasmo de los mercados financieros de las últimas horas puede ser un espejismo para tratar de inyectar confianza en los capitales por una eventual salida de la pandemia, pero antes ya hemos tenido estos arranques de especulación y no han terminado bien. Son momentos de prudencia y de contención económica, no de celebración en la idea de que lo peor ha pasado.

Porque falta agregar el componente político, que siempre es volátil, tanto en la economía más grande del mundo, la de Estados Unidos, como en el proceso que estamos por vivir en México y que se espera, en ambos, una batalla compleja que no podrá evitar mezclarse con las decisiones económicas.

Con todo esto, hay algunas señales de que este terrible semestre no afectó como se esperaba a los principales sectores industriales, incluyendo al consumo de bienes y servicios, lo que podría estar impulsando la confianza de accionistas y empresas para 2021.

No obstante, igual que cuando conducimos un automóvil en una carretera sinuosa, las posibilidades de desbarrancarse son todavía demasiado altas por el riesgo de tener rebrotes que obliguen a nuevos confinamientos y a que miles de personas se queden sin los ingresos indispensables para mantener casa y sustento.

Ahí es donde podremos medir si la estrategia de nuestras autoridades federales tuvo el resultado que tanto hemos escuchado y esos recursos que se han ido a la base de la pirámide social mexicana han permitido que cientos de familias puedan atravesar con menos dificultad por esta tormenta.

Sin embargo, hará falta mucho más para que México recupere el terreno perdido y además crezca a los niveles que se prometieron y que esperaríamos las y los ciudadanos. Entendemos que la pandemia fue un doloroso factor externo, de escala mundial, pero hay pendientes históricos y, ahora sí, estructurales que deben resolverse tan rápido como la llegada de la vacuna para sentar las bases de un desarrollo que se ha truncado básicamente por la corrupción y la impunidad.

Eso no quiere decir que los escándalos y el terremoto político que hoy observamos será la otra cura milagrosa, esto apenas inicia y nuestra experiencia como sociedad es que muchos casos similares terminan en tecnicismos y juicios de opinión pública que no llegan a nadie y dejan muy tranquilos a los principales involucrados.

Este aspecto también puede reflejar subidas y bajadas en la confianza ciudadana y en la credibilidad del gobierno en turno, en todos sus niveles. El miedo a la "W" no es sólo en lo económico, lo es en lo social y en lo político. Hay que evitarlo entre todos.

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