Opinión

Nuevas reglas

Fortalecer los sistemas públicos de salud, con servicios gratuitos y universales, y tejer una red sanitaria que llegue a todos los rincones del país, es una política pública que ya no puede estar a discusión, ni aquí, ni en China.

Escribir que son momentos difíciles, es quedarse corto sobre lo que está ocurriendo y puede ocurrir en los próximos meses. A pesar de todos los modelos predictivos financieros, la realidad es que avanzamos en la crisis sanitaria con una brújula que supone lo que va a suceder, pero no lo puede predecir con seguridad.

Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que debemos aprender a prevenir, pero también a medir día a día los avances o retrocesos que surjan de su combate. Al mismo tiempo que tenemos naciones con resultados óptimos, países cuya imagen era de alto desarrollo están sufriendo las consecuencias de no haber actuado a tiempo.

Otra lección es la evidencia de que la economía mundial está interconectada y que su factor primordial es la gente, no importa la labor que desempeña. El Covid-19 ha resultado una enfermedad muy democrática que no distingue entre presidentes o trabajadores eventuales.

Una vez que superemos esta pandemia (no es falso optimismo, lo haremos), nuestro modelo económico mundial necesitará ajustes inmediatos y de largo plazo para prevenir nuevas contingencias, que necesariamente se darán en un planeta donde no somos los dueños, sino apenas unos inquilinos bastante mal portados.

Desde la manera en que usamos los recursos naturales, hasta las políticas comerciales entre naciones, urge una revisión de las formas en que actuamos, como países y como sociedades, para estar preparados para situaciones que no podemos controlar.

También valdrá la pena analizar nuestras formas de organización desde el núcleo más inmediato como la familia. Esta crisis reveló que millones de personas están indefensas, porque están solas. Ese abandono social es muy peligroso en una comunidad, pero lo es de igual forma para una economía.

Fortalecer los sistemas públicos de salud, con servicios gratuitos y universales, y tejer una red sanitaria que llegue a todos los rincones del país, es una política pública que ya no puede estar a discusión, ni aquí, ni en China.

Apoyar la investigación científica y usar la tecnología en formas que no solo busquen beneficios rápidos a través del entretenimiento y la diversión, sino que creen verdaderas estructuras de científicos y de técnicos de primera línea para enfrentar retos y encontrar soluciones que mejoren las condiciones de vida de la mayoría.

Y cuando escribo sobre la mayoría no lo hago como el lugar común en que se ha convertido. El coronavirus ha logrado que valoremos a cada eslabón de la cadena productiva y dejemos de pensar que la comida en nuestra mesa aparece como por arte de magia en los estantes de tiendas y mercados. Cada individuo que provee su fuerza de trabajo o su servicio profesional es indispensable para pensar en una economía fuerte y próspera.

Esta pandemia nos ha puesto a prueba, a la par de que ha cuestionado los principios económicos y sociales que dábamos por sentados y eran el fundamento de muchas decisiones políticas y de gobierno. Un virus ha puesto a discusión todas nuestras reglas y certezas, podemos hacer mucho si las cuestionamos, las mejoramos y hacemos un sistema nuevo que resista situaciones que no podemos controlar, pero sí podemos atender como habitantes responsables de este planeta.

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