Luis Wertman Zaslav

Obras

En México, se han construido obras bajo los 'cimientos' de constantes sospechas, hasta llegar al grado de que nos parece normal la corrupción.

Recién llegado, un gobernador tuvo un rarísimo ataque de sinceridad y le confió a un empresario amigo que había descubierto un concurso amañado en una de las obras estelares que el sexenio de su antecesor le había heredado.

Preocupado por la amplitud de la corrupción en su entidad, el empresario se lo compartió, a su vez, al líder de la iniciativa privada local.

Déjame adivinar, le respondió, se trata de la obra del hospital general (es ejemplo, aclaró). No, le dijo. Ah, entonces se trata de la nueva autopista, ahí también tenemos evidencias. No, repitió cada vez más nervioso. Oh, seguro es la de la remodelación del teatro principal, porque ahí... y el empresario mejor le suplicó que le dejara darle el nombre, antes de que enlistara todas las obras que se hacía con dinero público.

La triste anécdota lo conocí de primera mano, porque tengo el privilegio de que el mismo empresario sea conocido mío. Cuando me lo narró ya habían pasado muchos años, pero con eso ilustraba el deterioro de lo público y de lo privado, al que parece que nos hemos acostumbrado.

Como ejercicio de objetividad (las redes sociales no permiten contexto, sólo opinión y sentimiento) veo cada mañana la conferencia del Presidente de la República. Esta semana, uno de los periodistas que acuden le preguntó sobre la "carretera interminable", un tramo de la vía federal 15 hacia Nogales que, después de 20 años y 23 mil millones de pesos de gasto, todavía no se concluye. Fue el mismo día en que el titular del Ejecutivo describió los problemas para terminar la obra del tren de Toluca para llegar a Observatorio, entre otras obras que están igual o en peor situación.

Cualquier país que desee desarrollarse necesita de infraestructura moderna, bien planeada, a la cual se le dé un mantenimiento adecuado, pero también necesita construir la confianza suficiente para que sus ciudadanos tengan la certeza de que no se hacen caminos que llevan a ninguna parte.

En México, hemos construido obras bajo cimientos de constante sospecha, hasta llegar al grado de que nos parezca normal la corrupción que se enquista en ellas.

Hace menos de dos días, la iniciativa privada en pleno y el mandatario de nuestra nación cerraron un trato para invertir, combatir la pobreza, además de la corrupción. Es una meta muy importante, sugiero que se agreguen las de generar confianza, transparencia y certidumbre.

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