Fuera de la Caja

2021 y más allá

El desempeño de la economía mexicana no es bueno en este año, pero tampoco lo será en los que vienen.

Como hemos comentado ampliamente en esta columna, el desempeño de la economía mexicana no es bueno en este año, pero tampoco lo será en los que vienen. Hay un par de eventos que pueden modificar positivamente los escenarios: la aprobación del TMEC o una mayor inversión privada.

Se anuncia un gran acuerdo entre el gobierno y los empresarios para desarrollar obras de muy gran alcance, y ojalá así sea. Por lo que ayer comentamos, si estos proyectos avanzan, lo harán en el esquema del 'capitalismo de compadres', como en los viejos tiempos del PRI. Lo bueno es que pueden impulsar la economía, lo malo es que lo harán en un esquema de rentas que, al final, no incrementa la productividad, sino la desigualdad.

La aprobación del TMEC no depende tanto de nosotros, sino de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que está muy ocupada en la lucha de poder con Trump. Aun sin ésta, la elección de 2020 juega en contra nuestra, porque los demócratas dependen mucho de grupos que no están a favor del libre comercio, especialmente los sindicatos. Por eso vino una comisión a verificar los avances en materia laboral en nuestro país, y entiendo que no se fueron muy contentos. El giro político a favor del capitalismo de cuates tampoco creo que los haga felices.

De hecho, uno de los cambios más importantes que provocó el NAFTA fue la aparición de una clase emprendedora exitosa. No es que antes no hubiera personas con ánimo de emprender y capacidad de tener éxito, sino que antes eso estaba cuesta arriba. El sistema estaba construido para que sólo los políticos y sus amigos pudieran hacer negocios, y por eso la abundancia de trámites y la discrecionalidad y dureza de las leyes. Ya habrá usted notado que estamos regresando a esos mecanismos. Por ejemplo, la extinción de dominio, la prisión preventiva oficiosa, o las medidas fiscales, son extremadamente duras, pero se aplicarán discrecionalmente. Como Juárez, gracia a los amigos, justicia al resto.

Ahora bien, si el acuerdo con los empresarios va en la línea que imaginamos, el regreso de los cuates, habrá complicaciones con los socios comerciales. Tanto en NAFTA como en TMEC, el favoritismo hacia ciertos empresarios está prohibido. Sin embargo, el gobierno no tiene otra herramienta para evitar una contracción económica en el próximo año. En circunstancias normales, lo que habría que hacer es contratar deuda para reducir la caída, pero la historia personal de AMLO y sus decisiones hasta el momento hacen poco recomendable ese camino: las calificadoras lo interpretarían como abandono de la responsabilidad fiscal.

Pero sin el acuerdo mencionado, la economía crecería por ahí de -0.5 por ciento en 2020, complicando la elección de 2021 para los aliados del Presidente. Si ya hoy parece imposible que pueda procesar su sucesión, con una derrota en la intermedia sería peor. Y derrota es perder los dos tercios que hoy tiene en Diputados, que me parece algo casi seguro. Las gubernaturas no compensan eso, de forma general.

No sé si con estas líneas sea más claro por qué no es posible regresar al viejo modelo priista. El capitalismo de cuates choca con los acuerdos comerciales, que nos han mantenido por 25 años; la concentración de poder en una persona, sin instituciones, complica seriamente la sucesión. Encima de ello, la debilidad del Estado, que permitió la proliferación de grupos de poder (incluidos los criminales), se ha profundizado con este intento de destruir sin reemplazar.

Como ya hemos comentado aquí, el único camino que quedará después de 2021 será la permanencia de López Obrador en el poder, por sí mismo, o por interpósita persona. Aun así, el deterioro será considerable.

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