Este texto se escribe antes de conocer los resultados de la elección del día de ayer. Varios días antes, de hecho, para no incluir imágenes, emociones, anécdotas que ya no tendrán sentido cuando usted lea. Por ello, lo que le ofrezco es un breve catálogo de puntos que conviene evaluar con los datos que usted ya tiene.
Lo primero es saber si hubo una reducción en el número de diputados de la coalición presidencial. En la legislatura que está por terminar, la suma de Morena, PT, PES y Verde es de 333 diputados. Tal vez no tenga usted todavía el dato final, pero es lo primero que hay que seguir. Como comentamos la semana pasada, depende de ello si el poder presidencial inicia hoy su ocaso o si entramos en un nuevo régimen político, con reelección asegurada.
En segundo lugar vienen los gobernadores. En principio, tendremos la buena noticia de que hay más gobernadoras. Los resultados seguramente serán mixtos, con diferentes partidos ganando en diferentes lugares. La combinación de estos nuevos mandatarios con la composición de la Cámara de Diputados nos dará una idea de cómo será la competencia en 2024.
Un tercer elemento relevante tiene que ver con la distribución geográfica de las fuerzas políticas. Usted sabe que el Presidente ha sido muy popular en el sur del país desde hace muchos años, y seguramente lo sigue siendo. Su triunfo en el centro, pacífico y norte en 2018 no tenía precedente, y ahora usted sabrá si fue un evento permanente o transitorio. Al respecto, conviene analizar el trasvase de votos del PRI a Morena en 2018, y comparar con lo ocurrido ayer. Es especialmente importante el resultado en Ciudad de México, el bastión de votos de Morena, en donde la pandemia, la crisis económica, y la falta de mantenimiento han tenido un costo elevado.
Seguramente habrá ya quejas del proceso electoral. Es una muy mala costumbre en México, que tenía sentido cuando no había democracia (es decir, antes de 1997) y que desde entonces es muy perjudicial. Pero ha sido la base de la carrera política de López Obrador, de forma que no dudo que él mismo se esté quejando, si no ganó la mayoría calificada, o si sus derrotas estatales fueron más de las que esperaba. Espero que todas estas quejas se dirijan por el camino institucional, y no haya intentos de descalificar todo el proceso, al responsable de llevarlo, que es el INE, o incluso a quien lo valida al final, que es el TEPJF. Si acaso hay intentos de esto, hay que detenerlos lo más pronto posible.
Sin embargo, algunas de estas quejas tendrán sustento legal, y los resultados pueden cambiar en algunos lugares. Puesto que son casi 20 mil puestos de elección, serán centenares de casos que las autoridades electorales deben procesar. Hay que tener paciencia, aunque el ambiente esté crispado.
El Presidente debe tener una conversación con la vicepresidenta de Estados Unidos. Confío en que tendrá la serenidad para separar su conversación de un proceso electoral del que debería haberse mantenido ajeno. Sin embargo, tengo la impresión de que entre ayer y mañana, estaremos en un punto de inflexión para este gobierno.
Como usted sabe, mi esperanza es que resulte debilitado, porque la concentración del poder en una persona es algo dañino, y porque la persona es particularmente incapaz para el puesto. Sin embargo, la decisión la tomó ayer el soberano, el votante, y así es como funciona la democracia. Si, al contrario de mis deseos, los mexicanos optaron por fortalecer a López Obrador, así deberá ser. Si ese fue el caso, tendremos que prepararnos para varios años de dificultades económicas, que después serán sociales. El miércoles, ya con cifras, platicamos.