Se presentó el paquete presupuestal para 2022. Piensan gastar 7 billones de pesos, que es 9 por ciento más de lo que se gastará este año, pero con ingresos de 6.1 billones, que apenas muestran 2 por ciento de crecimiento. En otras palabras, para 2022 ya tendremos, con claridad, un endeudamiento adicional de cerca de 900 mil millones de pesos. No sé si es porque ya no tienen de dónde sacar dinero (como en los tres años anteriores), o porque les dio un ataque de vergüenza, pero ya reconocen que no tienen dinero para financiar los gastos.
Es de agradecer que ya no inventen incrementos absurdos de producción de petróleo como en años anteriores, aunque sigan siendo optimistas, pero ahora el problema está en las cifras que presenta Hacienda, que no coinciden ni con las de la Comisión Nacional de Hidrocarburos ni con las de Pemex. Ni producción de crudo solo, ni con condensados. La diferencia no es muy grande, no llega a 5 por ciento, pero ya tenemos ahora tres fuentes ‘oficiales’ con datos diferentes. En mi opinión, la única confiable es la CNH, pero el presupuesto lo hace Hacienda, y ya lo hizo con ingresos petroleros con error de 5 por ciento.
De cualquier forma, el incremento de producción que esperan, cerca de 70 mil barriles diarios adicionales, no parece muy probable. Ya llevan muchos años fallando en sus estimaciones, y eso hace pensar que tampoco ahora le atinarán. En cuanto al precio internacional del crudo, Hacienda sí es cuidadosa, e incluso un poco pesimista. En cualquier caso, no creo que lleguen a 1.08 billones de pesos de ingresos petroleros, pero el error será de apenas 200 mil millones.
Algo similar puede ocurrir en la recaudación de impuestos, que si bien ha mejorado durante este gobierno (siguiendo una tendencia iniciada con la reforma fiscal de 2013), no alcanzará las metas planteadas, por un crecimiento menor al esperado, pero también una recaudación, medida como proporción del PIB, menor a su meta. El pronóstico de crecimiento es optimista, y se encuentra en el techo de las proyecciones de los expertos, lejos de la media.
Con base en lo que comentamos el miércoles, el estancamiento de los últimos meses, no parece fácil que la economía se acelere. Es más, el 6.3 por ciento que Hacienda estima para este año implica que esperan un crecimiento de apenas 1 por ciento durante el segundo semestre del año. ¿Por qué habría aceleración en 2022? Ayer Enrique Quintana nos informaba de la opinión del secretario al respecto: espera más inversión extranjera. Tal vez eso ocurra, pero esa inversión es realmente pequeña en comparación con la nacional. Y aunque digan que la inversión pública es récord, sólo lo es en términos nominales: en la realidad, sigue siendo la más baja de la historia, además de concentrarse en proyectos que no parecen estar generando gran derrama.
Sin embargo, sí es relevante que Hacienda sea más responsable en su estimación de ingresos, en comparación con los años previos. Como ya veíamos el lunes, las finanzas públicas han tenido faltantes equivalentes a un billón de pesos por año, que se han financiado con un incremento de deuda de 1.6 billones, y la pérdida de activos (fideicomisos, ahorros) por casi 900 mil millones. Para 2022 se reconoce que habrá que endeudarse por 900 mil millones, que tal vez acaben siendo 1.3 billones (por lo comentado arriba). Ya no hay mucho de dónde sacar el dinero, así que más vale ser transparente y anunciar el incremento de deuda.
El próximo año será el último basado en fe. Si la producción de Pemex no crece, o la recaudación no se acerca a lo anunciado, ya nadie creerá en Hacienda, o lo que es lo mismo, en México.