La actividad manufacturera global se derrumbó al cierre de 2022. En Estados Unidos, en noviembre y diciembre se reporta una caída de un punto porcentual cada mes, con lo que el nivel de cierre de 2022 es similar al que se tenía a inicios de 2019. China informó de un crecimiento casi nulo en diciembre, y los datos de Alemania indican estancamiento, pero en un nivel considerablemente menor al que tenían antes de la pandemia.
Las ventas al menudeo muestran también una caída mensual. En Estados Unidos, al igual que las manufacturas, pierden un punto porcentual en los últimos dos. En China, dicen que nada más una décima parte. En Europa, el doble de Estados Unidos. Nuestro indicador adelantado en México dice que caemos a la mitad del país vecino.
A diferencia de estos dos indicadores, el empleo aguanta. Muy probablemente se trata todavía del desajuste causado por el confinamiento, que tanto ha complicado la lectura de las cifras, y que ha modificado el comportamiento de las personas, tanto en su consumo como en sus decisiones de empleo. Por esa razón, no estoy seguro de que deba utilizarse el empleo como argumento en contra de la caída en actividad económica que indican las manufacturas y las ventas.
Algo similar ocurre con el ingreso. Aunque éste se mantiene, no se percibe que tenga una dinámica que permita suponer que habrá pronto una recuperación de las ventas. En el caso de Estados Unidos, cuando le agrega uno que la tasa de ahorro personal está en su nivel más bajo de la historia, cualquier optimismo sobre una recuperación pronta de la actividad económica se disipa.
Las cuatro esferas mencionadas: actividad industrial, ventas, empleo e ingreso personal, son las que se utilizan para decidir si hay o no recesión en Estados Unidos. Cuando las cuatro tienen una tendencia negativa, el comité que toma la decisión anuncia el inicio de la recesión, y cuando todas ellas inician su recuperación, decide el final. Todavía no parece que estemos en la fecha de inicio, por los datos de empleo e ingreso que le decía, pero si en el comité se impone una visión un poco menos mecánica, que considere que el confinamiento y los programas de apoyo están distorsionando la información, entonces creo que el mes de octubre pasado será el inicio formal de la recesión.
Curiosamente, ahora los mercados bursátiles se adelantaron por mucho a este proceso. Cayeron desde enero de 2022 hasta octubre, y se han ido recuperando en los últimos tres meses. Aunque en ese periodo hay un crecimiento cercano a 8 por ciento, frente al nivel de cierre de 2021 la caída es de 20 por ciento.
Este año será sumamente complicado de descifrar. Muchos siguen creyendo que China tendrá una recuperación espectacular porque abrió sus fronteras, sin entender que al impacto de la pandemia (que habían pospuesto) se sumará el agotamiento del modelo económico y el derrumbe demográfico. Otros esperan que el proceso de decoupling de China con Estados Unidos sea fluido y, por ejemplo, lleguen abundantes inversiones a México, sin comprender las limitaciones técnicas, de capital humano, y especialmente los obstáculos de parte de nuestro gobierno.
Finalmente, no debemos olvidar que el impacto de la pandemia y el confinamiento sigue con nosotros. Muchos países distribuyeron el costo asumiendo deuda pública para evitar derrumbe privado, nosotros no. Tres años después, el costo, como se haya distribuido, sigue pesando. Para muchos gobiernos será imposible sostenerse durante este año, conforme la paciencia abandone a la población. Al desplome de Rusia y el derrumbe de China habrá que añadir turbulencia en buena parte del planeta.
Este año define el resto de la década, hay que estar atentos.