Lunes y martes de esta semana se llevó a cabo un evento histórico, aunque tal vez poco cubierto por los medios. Una docena de mexicanas y mexicanos que aspiran a la presidencia de la República se presentó frente a organizaciones civiles y ciudadanos para discutir temas de interés nacional, todos relacionados con el gobierno de coalición que podrían encabezar.
Este evento es resultado del 13 de noviembre y del 26 de febrero, las grandes manifestaciones ciudadanas para defender la democracia en México, y del liderazgo que diferentes organizaciones han ido construyendo para convertir esa intención en algo concreto.
Se llevaron a cabo cinco mesas: Cambio de Régimen, en la que participaron Claudia Ruiz Massieu, Lilly Téllez y Juan Carlos Romero Hicks; Perspectiva Constitucional, con la presencia de Enrique de la Madrid, Gustavo de Hoyos y Santiago Creel; Sociedad Civil, con Beatriz Paredes, Demetrio Sodi y Silvano Aureoles; Seguridad Pública, con Miguel Ángel Mancera y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, y Política Económica, con Ildefonso Guajardo y José Ángel Gurría.
En cada mesa participó un ponente planteando lo que, a su juicio, debería considerarse para un gobierno de coalición en cada tema, y los aspirantes comentaron sobre eso y, obviamente, sobre sus propuestas rumbo a la potencial candidatura. Diego Valadés fue el ponente en la primera mesa, José Ramón Cossío en la segunda, Luis Carlos Ugalde, Guillermo Valdés y este columnista, de las tres siguientes. Las ponencias y las respuestas de los aspirantes fueron moderadas por Mariclaire Acosta, José Antonio Crespo, Xóchitl Gálvez, Margarita Zavala y Cecilia Soto. Cerró el evento Federico Reyes Heroles. Todo el evento puede verse a través de YouTube en el canal de Atypical Te Ve.
Como hemos comentado aquí, el proceso electoral iniciará de verdad el lunes 8 de junio, cuando las elecciones en Estado de México aclaren definitivamente el panorama. Entonces podremos saber con qué partidos políticos, y en qué medida, se construiría una coalición a favor de la continuidad del gobierno actual, y otra buscando impedir más destrucción institucional. Veremos también si algún partido prefiere optar por una imaginaria “tercera vía”.
Sobre esa base de partidos, la ciudadanía podrá continuar el proceso iniciado en noviembre, dando a esas organizaciones políticas la energía y dirección que hoy no tienen. A cambio, esos partidos le darán a la ciudadanía la capacidad de participar con que hoy no cuenta. En ese sentido, al hablar de gobierno de coalición no sólo hay que pensarlo en términos de partidos políticos, como es frecuente en otras partes del mundo, sino también de organizaciones civiles y liderazgos ciudadanos. Lograr que tantas perspectivas e intereses confluyan en una sola propuesta no parece fácil, pero tampoco es imposible. Alguien deberá encabezar esa propuesta, y por el momento hay ya una docena de personas capaces e interesadas en ello, y un puñado más que probablemente se incorpore pronto. Cada una de ellas, me parece, se compara favorablemente con los dos candidatos de López Obrador, porque Marcelo Ebrard nunca tendrá su visto bueno.
Tanto por la calidad personal mencionada, como por la presencia de los partidos políticos, el triunfo de esta coalición me parece altamente probable. Más allá de los esfuerzos de López Obrador, de sus seguidores y facilitadores, el hecho es que sus fuerzas no alcanzan siquiera 45 ñpor ciento de los votos. Así fue en 2018 y se repitió en 2021. En reciente mañanera, ya perdido en su locura, el Presidente se imaginaba una mayoría calificada para 2024 que le permitiese terminar con la Suprema Corte. Ilusión derivada de su obsesión con el poder total y permanente, con la reelección, con su lugar en la historia.
La demencia, senil o megalómana, no construye la realidad. Las manifestaciones públicas, los liderazgos sutiles, la confluencia, están, en cambio, sentando las bases de la reconciliación, la reconstrucción y un futuro posible. Es histórico, me parece.