Fuera de la Caja

Muchos datos

Lo que se obtiene de la ENIGH permite entender mejor la estructura socioeconómica nacional, y con base en ello buscar mejores políticas públicas, en lugar de ocurrencias.

En los próximos días habrá un alud de información económica. Empezamos hoy con la inflación de la primera quincena de julio, y mañana se publicará el Índice Global de Actividad Económica al mes de mayo. El miércoles aparece la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) para 2022, el jueves la balanza comercial de junio, y el lunes próximo, la estimación oportuna del PIB al primer semestre del año.

El martes, con el dato del IGAE, podremos ver si el salto que se reportó en abril al interior de los servicios fue sólo un dato extraño, como ocurrió en 2022. Entonces tuvimos un incremento, de un mes a otro, de 10 por ciento en “entretenimiento y otros servicios”, que al mes siguiente no sólo desapareció, sino que el rubro terminó por debajo del nivel de marzo. Supongo que ahora ocurrirá lo mismo, y el dato oportuno del IGAE publicado la semana pasada se quedará elevado. De ser así, habría que esperar entonces algo similar para junio (para el que también ya hubo dato oportuno).

La balanza comercial permitirá verificar este segundo elemento, y con ello tener una idea de lo que se publicará el próximo lunes, es decir, el crecimiento de la primera mitad del año. Hasta el momento, con los datos oportunos del IGAE ya mencionados, se espera que sea 3.6 por ciento, pero hay que recordar que el PIB y el IGAE no son exactamente iguales, y además los datos oportunos suelen tener diferencias con los que finalmente se revisan. No imagino grandes diferencias, sino cosa de décimas, pero será importante para confirmar si hay una ralentización, como parece notarse en varios sectores, o si tenemos suficiente vapor para acercarnos a 3 por ciento para todo este año. La gran mayoría de los expertos no se convence de esto último.

La ENIGH es un tema totalmente diferente. Con base en ella se estiman los índices de pobreza, responsabilidad de Coneval, que los publica unas semanas después. Sin embargo, desde el mismo día de la publicación pueden compararse ingresos de la población, y es tan abundante la información que alcanza para que cada quien la interprete a su gusto. Algunas cosas estarán mejor que en la ocasión anterior, porque la encuesta se levantó el tercer trimestre de 2020, con el golpe del confinamiento encima. Otras estarán peor, supongo, porque después de cinco años sin crecimiento económico, habrá grupos de población con más dificultades que antes.

Como ocurre cada dos años, con la publicación de la encuesta, habrá una discusión acerca de las remesas, que nunca coinciden en lo que reporta la ENIGH y los montos que publica el Banco de México cada mes. Este tema no tiene solución, porque INEGI no tiene claro por qué el subreporte es tan elevado. También habrá alharaca alrededor de los programas sociales, y sin duda habrá que analizar con cuidado el tema de cobertura en salud, porque en 2020 teníamos ahí un problema mayúsculo.

Como siempre pasa, los funcionarios públicos buscarán poner toda esta información bajo la mejor óptica posible, y sin duda los adversarios criticarán todo lo que puedan encontrar de negativo. Creo que lo mejor que podemos hacer es diferenciar bien el tipo de información. Lo que se obtiene de la ENIGH permite entender mejor la estructura socioeconómica nacional, y con base en ello buscar mejores políticas públicas, en lugar de ocurrencias. Convendrá irla estudiando bajo esa óptica, pensando en el próximo gobierno.

La otra información, de corto plazo, nos servirá para verificar o corregir nuestras estimaciones para este año y el próximo. Resulta más importante para entender el contexto en el que, precisamente, decidiremos cuál será ese próximo gobierno. Todo sirve, pero para cosas distintas.

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