Fuera de la Caja

Tres semanas

La crisis de violencia no empezó hace poco, pero no sólo no se controla, sino que parece escapar de manos del gobierno. Por si faltara, ahora coches bomba en Guanajuato.

El nuevo gobierno cumple apenas tres semanas. No sé si usted lo percibe, pero parece que estamos incluso peor que los últimos meses del gobierno anterior. Sin duda se trata de una herencia, pero eso no quita la gravedad de lo que ocurre.

En seguridad, la pérdida de control es evidente: el asesinato del alcalde de Michoacán, de un sacerdote en Chiapas, de una abogada y una líder sindical (gravemente herida) en el centro de la Ciudad de México, se suman a los ochenta homicidios y cuarenta desaparecidos diarios. Los mencionados son casos emblemáticos, pero todos son pérdidas humanas, producto de una crisis de violencia que no empezó hace poco, pero que no sólo no se controla, sino que parece escapar de manos del gobierno. Por si faltara, ahora coches bomba en Guanajuato.

La guerra en Sinaloa no cede, y la posición del gobernador parece insostenible. En Estados Unidos, las repercusiones del conflicto al interior del Cártel de Sinaloa amenazan ser muy serias, especialmente si el triunfo en la elección presidencial en ese país corresponde a Kamala Harris, muy interesada en corregir la visión que se tiene de su periodo como vicepresidenta encargada de la frontera, en migración, pero también en seguridad.

En el ámbito internacional, además del innecesario enfrentamiento con España, se han sumado escaramuzas con Estados Unidos. Los dos países que han sido más cercanos a nosotros es a los que atacamos. A cambio, el gobierno se preocupa por rescatar a la dictadura cubana.

En economía, ya lo hemos platicado, los datos se ven cada día peor, pero apuntan a ser un gran dolor de cabeza para la Secretaría de Hacienda, que debe entregar el Presupuesto en tres semanas, y es muy probable que a partir de la próxima tenga que rehacer sus cálculos, puesto que la base, es decir el valor de la economía, será menor a lo que se había esperado, y no por poco.

Si todo lo anterior no merece la atención del gobierno, su enfrentamiento con la Suprema Corte de Justicia, y con todo el Poder Judicial, ha alcanzado niveles absurdos. Sheinbaum se molesta de que personas con conocimiento de leyes se rían de su propuesta, como ocurrió en Estados Unidos, sin darse cuenta de que justamente eso le hemos gritado todos aquí en México. Los líderes de Morena en Senado y Diputados pelean por controlar los comités que designarán a los jueces que, supuestamente, serían elegidos. Sus legisladores, mientras tanto, siguen aprobando reformas sin leerlas, ni mucho menos entenderlas. Sin percibir el tamaño del pozo en que se encuentran, siguen cavando: ahora quieren legislar para anular definitivamente el papel de la Corte como Tribunal Constitucional, diciendo con todas sus letras que México no cumplirá con convenciones internacionales, empezando por la de derechos humanos.

Si usted no percibe en todo esto un caos total, le ruego que me explique por qué. Tal vez aquella famosa mente maestra, el ajedrecista de diez dimensiones, había planeado todo: la destrucción de Guerrero y Chiapas, de Sinaloa y Sonora, el déficit fiscal sin control, e incluso el posible triunfo de Trump en Estados Unidos. Hay quien de verdad le otorga el don de la profecía y poderes taumatúrgicos.

Esta columna, que desde hace más de seis años anunciaba que llegaríamos al punto actual, tiene una opinión diferente. Estamos cosechando el producto de una mente enferma, y de los centenares de menesterosos que se aprovecharon de ella para ponerse “donde hay”. Eso está ocurriendo justamente cuando el mundo entero alcanza los niveles más altos de incertidumbre en un siglo, y no podía ser de otra manera.

Ojalá fuese diferente, pero no encuentro razón para creerlo.

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