Tenemos ya la información inicial de lo ocurrido en el tercer trimestre del año. Aunque el dato del PIB que más se utiliza indica un crecimiento anual de 1.6%, esto se debe a la forma en que se hace el cálculo que elimina los efectos estacionales. Este fenómeno desaparecerá en las siguientes mediciones, y será más clara la desaceleración que sufre la economía y que, todo indica, en este último trimestre ya está en terreno negativo.
En el indicador global de actividad económica, la industria reporta un crecimiento nulo en el mes de septiembre, usando esa corrección estacional que le comento. Sin ella, tenemos una ligera contracción, -0.4%, idéntica a la del mes anterior. De hecho, en todo este año tenemos un comportamiento muy curioso en la economía: una variabilidad que es muy poco frecuente. Por ejemplo, en la industria, que estamos analizando en este párrafo, hubo una caída de -3% en marzo, seguida por un crecimiento de 5% en abril. Luego viene una nueva caída, que toca fondo en junio, con -0.5%, un salto en julio, y de ahí, los dos datos negativos con que iniciábamos.
Este zigzag en la industria muestra un rezago de un mes frente a un comportamiento idéntico en el consumo: de pronto salta en marzo, luego se viene abajo, vuelve a hacerlo en agosto. Como si el consumo dependiese de la entrega de las becas y pensiones del bienestar. Ya ve que en febrero se entregaron cuatro meses, y multiplicaron las compras.
Al igual que la industria, los servicios reaccionan con el zigzag rezagado. Salto en febrero, caída en marzo; salto en abril, caída en junio; salto en julio, y ahora en septiembre arrojan un crecimiento de 1.1%, si usamos la corrección estacional, pero de apenas 0.6% en los datos brutos. Es decir, tanto industria como servicios, en los datos del último mes, ya muestran una caída considerable. Y ese mes fue el último del gobierno anterior.
Todavía hay poca información de lo ocurrido en octubre, pero parecería que la actividad económica siguió cayendo. No estamos en una crisis profunda, ni mucho menos, pero sí hay ya indicios de que la desaceleración ha alcanzado terreno negativo. De ser así, este último trimestre no permitirá que se cumpla el estimado de Hacienda para sus cálculos presupuestales. Recuerde que no sólo esperan un crecimiento de 2.2% para el próximo año, sino también para éste. Eso ya no ocurrió.
Eso no es lo único que parece que no se cumplirá del paquete presupuestal. El reporte de producción de hidrocarburos al mes de octubre se publicó también el viernes. En lo que se refiere a petróleo crudo, la producción de ese mes fue la más baja desde octubre de… ¡1979! Si le sumamos los condensados, que es algo que se empezó a hacer en el sexenio pasado para ocultar el fracaso, el mes pasado alcanzamos una producción total de 1.787 millones de barriles diarios de líquidos. Casi cien mil menos de lo que el presupuesto espera para el promedio de 2025. Ya tampoco ocurrirá eso.
El deterioro, no grave, pero sí continuo, de las condiciones económicas, parece haber convencido al gobierno de tomarse más en serio las amenazas de los socios comerciales. Ya anunciaron que van a verificar que los productos chinos no sean reetiquetados en México para exportarlos ilegalmente a Estados Unidos y Canadá. Más que el anuncio, urge que haya resultados antes de que los socios tomen medidas costosas. Tenemos menos de sesenta días para eso.
Como se esperaba, el gobierno de quienes hoy tienen la hegemonía es profundamente incapaz. Ya los datos lo comprueban, pero habrá quien ni así lo acepte.