Fuera de la Caja

Destrucción sumaria

Pemex está drenando los recursos que necesitamos para enfrentar la pandemia, tanto en materia de salud como en recuperación económica. Es un crimen ideológico.

Al cierre de septiembre pasado, el valor neto de Pemex ascendía a -2.5 billones de pesos. Leyó usted bien: la empresa tiene un valor (patrimonio) negativo por 2 billones 533 mil 44 millones de pesos. No es que la empresa gane poco, o produzca con dificultades, es que ha destruido valor a un ritmo espectacular.

Cabe mencionar que en ese valor ya se incluyen las reservas de petróleo que se tienen registradas, todos los fierros, la torre de Marina Nacional, hospitales, canchas deportivas, camionetas, helicópteros y lo que usted guste. Con todo eso, si pudiese venderse a un precio razonable, nos faltarían 20 mil pesos por cada mexicano para saldar ese gran negocio, rescate de la soberanía, que tanto le importa a algunos.

Ese desfalco equivale a 11 por ciento del PIB actual (mañana que se publique la estimación, podrá usted verificarlo). Eso significa que se requiere mes y medio de todo el valor agregado que se produce en el país para regresar a Pemex al equilibrio financiero. Que de poco serviría, puesto que la tendencia es trágica.

Desde que Cantarell entró en declinación, la empresa sufre mucho. La razón es simple: fuera de sacar petróleo, en todo lo demás se pierde dinero. Aún en la extracción, Pemex es seriamente ineficiente, pero al menos ahí no pierde. En lo demás: refinación, transporte, comercialización, almacenaje, es una tragedia. Además, para festín de sus trabajadores, tiene abundantes prestaciones que implican actividades en las que también se pierde dinero. Sin duda los petroleros insistirán en que se trata de la soberanía nacional, pero en realidad es simple extracción de recursos, que en lugar de ser de usted, son de ellos.

El patrimonio de Pemex (es decir, la diferencia entre sus activos y pasivos) ha caído prácticamente en cada año desde 2007. Pero nada comparable a lo que ha ocurrido en los últimos dos: durante 2019, y los primeros nueve meses de 2020, Pemex ha incrementado su 'patrimonio negativo' en 1.073 billones de pesos. Eso, a pesar de la transferencia ilegal y fraudulenta de Hacienda por 97 mil 100 millones de pesos el año pasado, y la condonación, igualmente fraudulenta, de derechos por extracción de hidrocarburos. Es una pérdida mayor que la ocurrida durante TODO el sexenio de Peña Nieto en el patrimonio de Pemex.

Más claro: En los 21 meses de esta administración, Pemex ha destruido poco más de 1.3 billones de pesos, equivalentes a 6 por ciento del PIB. O si prefiere hacer la cuenta por persona, en los 21 meses del gobierno de López, cada mexicano ha tenido que aportar 10 mil pesos para mantener su fijación con el petróleo, su fetiche soberanista, su estupidez pura y llana.

Aunque uno quisiera encontrar una explicación racional a lo que ocurre con Pemex, parece imposible. Todas las empresas petroleras del mundo están en proceso de transformarse en 'energéticas', es decir, se esfuerzan por abandonar combustibles fósiles y adoptar fuentes alternas, menos contaminantes. Nadie invierte en refinación. Todos los gobiernos están concentrados en enfrentar la pandemia y aminorar el costo económico que ha traído consigo. Es decir: las decisiones del actual gobierno mexicano van a contrasentido de las que toman todos los demás gobiernos, todas las demás petroleras, y además nos están costando un dinero que no tenemos.

En 2019, Pemex se quedó corto en su aportación al gobierno en 200 mil millones de pesos; en 2020, serán cerca de 500 mil millones. No hablamos sólo de problemas de valuación de activos o contrato colectivo: está drenando los recursos que necesitamos para enfrentar la pandemia, tanto en materia de salud como en recuperación económica. Es un crimen ideológico.

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