Fuera de la Caja

Es más profundo

Hasta hace poco, Occidente contraponía a China un sistema económico exitoso con libertades políticas, pero eso no parece seguir siendo cierto, escribe Macario Schettino.

Tan preocupados estamos con lo que vivimos, que rara vez volteamos a ver al resto del mundo. Fuera de las tragedias, que no escasean, casi no atendemos otra información que no sea la que viene de Estados Unidos, y de ella apenas si da tiempo de seguir las aventuras de Trump. Pero lo importante, que son los procesos, requiere mucho más esfuerzo, que no estamos haciendo.

Hace unos días se comentó que México ha superado a China como socio comercial de Estados Unidos, y de pasada se mencionó que era resultado del conflicto entre esos dos países. Es importante aclarar algunas cosas. Lo primero es que ese primer lugar en comercio corresponde a la medición de la suma de importaciones y exportaciones, lo que los economistas llaman "volumen de comercio". Si nada más consideramos lo que Estados Unidos compra a los países, China sigue teniendo una presencia muy superior a México, aunque en febrero nos acercamos mucho.

Antes del TLCAN, los socios comerciales más importantes de Estados Unidos eran Canadá y Japón. México creció de forma importante con ese acuerdo, pero la entrada de China a la OMC en 2001, y la recesión que vivió Estados Unidos de forma simultánea, nos costaron mucho. Empresas que ya habían decidido instalarse en México se fueron a China, aprovechando ambas circunstancias, y para 2003 ya China vendía más a Estados Unidos que nosotros. Y así seguimos hoy. El país que más vende en Estados Unidos sigue siendo China, con México en segundo lugar y Canadá en tercero. Pero como Estados Unidos no logra venderle mucho a China, el volumen total de comercio entre esos países resulta inferior al que tienen con nosotros.

Ciertamente, las disputas comerciales están frenando las importaciones que Estados Unidos realiza en China, pero aún son considerablemente superiores a lo que nos compran a nosotros. Entre enero y febrero, China vendió 75 mil millones de dólares a Estados Unidos, por 55 mil de nosotros y 46 mil de Canadá.

Pero el tema más interesante de esta disputa comercial es que no es exactamente eso, sino un conflicto mucho más profundo. Usted recordará que comentamos aquí hace algunos días acerca de la iniciativa china de Belt and Road, que creo que han traducido al español como Franja y Ruta. Se trata de un intento expansionista considerable, que no sólo incluye líneas de transporte y energía por Asia Central, puertos en el Índico, o bases navales en el Mar Arábico y la costa este de África, sino también acceso preferencial a Europa, en donde ya han establecido acuerdos con Grecia e Italia. Más importante aún, hay una carrera por establecer las características de la tecnología 5G, que será determinante para la siguiente década. Esa carrera es sólo entre Estados Unidos y China.

Hasta hace poco, Occidente contraponía a China un sistema económico exitoso con libertades políticas, pero eso no parece seguir siendo cierto. Si las democracias iliberales son lo de hoy, entonces toda la comparación con China tendrá que ser acerca de tasas de crecimiento, y el país asiático sigue vendiendo la idea de que crece mucho más que cualquier país occidental. En realidad, son cifras ficticias, pero en esta época de fake news será difícil combatir en ese terreno.

En consecuencia, todo parece indicar que lo que comentábamos hace ya muchos meses en Fuera de la Caja es correcto: es un cambio de época, que no va a ser simple, ni incruento. Eso que hemos creído que era normal, dejará de serlo. Ignoro quién ganará, y cómo será ese mundo futuro, pero creo que el cambio será mayor que el vivido por Europa en 1913, el fin de la Bella Época. Hay más en el mundo de lo que vemos.

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