Fuera de la Caja

La Corte de los milagros

El gobierno mexicano parece ser el que ha ofrecido la peor respuesta al problema que plantea la pandemia.

El gobierno mexicano parece ser el que ha ofrecido la peor respuesta al problema que plantea la pandemia. Ya comentábamos el lunes que los gobiernos autoritarios, como China, pudieron controlar el fenómeno haciendo uso de su poder, incluso al grado de utilizar los teléfonos inteligentes como mecanismos de control de personas, algo que en Occidente consideraríamos espionaje ilegal. Las democracias asiáticas (conservadoras, las llamamos para diferenciarlas), aprovecharon la disciplina social sin llegar a esos extremos. Las democracias liberales (Francia, Alemania, los escandinavos) combinaron desde el principio medidas de rescate económico con distanciamiento social.

Los populismos, ahora tan frecuentes, han fallado todos. Italia y España tardaron en reaccionar, permitiendo un incremento en el número de casos que, al combinarse con la edad promedio de su población y la concentración de contagiados, ha provocado tasas de mortalidad mayores que en otras partes. En Estados Unidos, Trump intentó menospreciar la pandemia, e incluso ahora quiere reabrir la economía en tres semanas, aunque no hay evidencia de que para entonces ya esté bajo control el proceso de contagio.

México pospuso la entrada en vigor de la etapa 2 de la pandemia, el contagio comunitario, argumentando que todos los casos que teníamos eran importados. No es fácil saber si eso era cierto o no, porque el número de pruebas utilizado es muy reducido, y su aplicación se restringía a quienes habían viajado al exterior, con lo que se garantizaba no encontrar casos domésticos. La OMS terminó por declarar la etapa 2 por su cuenta, el lunes pasado, y a México no lo quedó sino aceptarlo al día siguiente, pero sin aplicar en realidad medidas generalizadas de distanciamiento.

Al momento de escribir estas líneas, las pruebas siguen siendo muy pocas. Algunos afirman que no se requiere aplicar más, pero el mismo responsable de la OMS ha instruido a medir todo lo posible, para evitar brotes sin control. Algunos argumentan que la posposición de las medidas en México tiene como objetivo evitar un mayor daño económico, pero no entiendo la lógica. Si el proceso de contagio y control, incluyendo el distanciamiento, tarda ocho semanas, ¿Cómo es que posponerlo reduce el costo?

Por otra parte, el gobierno no ha ofrecido nada razonable para enfrentar el costo económico. La 'política social' del gobierno no es una herramienta frente a la pandemia, porque existía desde antes, con otros objetivos. El Presidente ha hablado de que hay 400 mil millones de pesos para utilizar, pero no sabemos dónde están, si acaso existen. Lo dudo, porque si este dinero existiese, no habrían tenido que utilizar la mitad del Fondo de Estabilización (FIEP) como lo hicieron.

Finalmente, habrá una contracción de ingresos del gobierno debido a los menores ingresos petroleros (cuya magnitud ignoramos, porque no conocemos las características de las coberturas), y por la menor actividad económica. Algo de esto podrá compensarse en el futuro, pero mientras eso ocurre será necesario contratar deuda, y tampoco hay claridad de montos, emisiones u objetivos para el uso de esos recursos.

Es posible que detrás de este desorden haya alguna estrategia, pero si es así, ningún otro país la ha aplicado, ni tampoco ningún analista serio la ha desentrañado. Es más probable, en consecuencia, que se trate de un caso más de incompetencia, como los mostrados con amplitud durante el primer año del actual gobierno.

Con base en lo que hemos visto, confrontando con lo que hacen los demás, escuchando los discursos presidenciales, no queda sino concluir que estamos en manos de un enfermo, rodeado de incompetentes que no tienen valor para enfrentarlo. Quisiera decirle otra cosa, pero no encuentro evidencia para ello.

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