El martes 3 de noviembre, a diez semanas de distancia, ocurrirá la elección presidencial en Estados Unidos. También se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Oficialmente, Joe Biden es el candidato del Partido Demócrata, y va acompañado de Kamala Harris a la vicepresidencia. Donald Trump y Michael Pence intentarán reelegirse.
De acuerdo con las encuestas, si la elección fuese hoy el triunfo de los demócratas sería contundente, e incluso podrían quedarse con el control del Congreso. Pero la elección no es hoy, y muchas cosas pueden ocurrir en los más de setenta días que faltan.
No hay mucho que pueda decirse de Trump que sea diferente de lo que hemos comentado aquí en los últimos cinco años, desde su aparición como precandidato. Ha confirmado que es un personaje de frontera: narcisista, megalómano, defraudador, mentiroso. Si no hubiese nacido rico y fuese famoso, estaría en alguna cárcel. Posiblemente todavía le dé tiempo de vivir recluido, si no logra reelegirse. Por esa razón, es muy peligroso. Sabe que si no logra quedarse en Casa Blanca, tendrá pijama naranja en alguna prisión. La detención (por fraude) de su promotor inicial, Steve Bannon, y la orden judicial para que Trump entregue sus registros fiscales, ambas cosas ocurridas ayer, deben confirmarle que no tiene salida.
Hasta antes de la pandemia, se veía con elevadas posibilidades de reelegirse. Sus errores le han complicado esa esperanza, y por eso empieza a insistir en que la elección será fraudulenta, que no debe votarse por correo, que deberían elegir en otra ocasión, que no abandonará la Casa Blanca sin importar el resultado. Incluso ha intentado cerrar el servicio postal, para que no haya voto en ausencia. Me sigue sorprendiendo que haya quien lo defiende. Un tercio de los estadounidenses, que siguen siendo racistas, lo apoyarán siempre. Que lo hagan personas en otros países, incluyendo México, me parece absurdo, pero hay de todo en este mundo.
La selección de Kamala Harris como vicepresidenta me parece una gran idea. Tal vez recuerde usted que ella era la candidata de esta columna, pero tuvo que abandonar la carrera porque no le alcanzó el dinero. Sin embargo, es una mujer preparada y capaz, que podría tomar la presidencia de Estados Unidos en cualquier momento, y eso es muy relevante hoy, con un Joe Biden que muchos dudan pueda terminar su periodo, por su edad y porque parecería tener algo de deterioro cognitivo. Sólo en eso se parece a Trump, en todo lo demás es totalmente distinto: educado, centrista, negociador.
Para el mundo entero sería una gran noticia que Trump no logre reelegirse. Que el gobierno de Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, esté en manos de alguien como él es una pésima señal, que ha permitido su replicación en muchos otros países. Aunque siempre ha habido el riesgo de tener un presidente populista y megalómano en cualquier parte, con Trump eso se "normalizó", como dicen ahora.
Para México, también sería muy bueno que no se reelija Trump, así sólo fuese por tener un gobierno vecino predecible. Sin embargo, en esta ocasión no dudo que tengamos que pagar algunos costos de ocurrir el triunfo demócrata. La visita de AMLO a Trump no se olvidará fácilmente. Además, hay que recordar que con los demócratas se nos complican algunas negociaciones, especialmente comerciales, laborales y ambientales. Y justo en ellas tendremos problemas en 2021.
Como quiera que sea, la elección estadounidense es de gran relevancia para nosotros, y hay que estar atentos. Insisto, faltan diez semanas, y Trump está dispuesto a cualquier cosa con tal de no perder. Y cualquier cosa, siendo el presidente del país más poderoso del mundo, es un abanico muy amplio.