Se publicó ayer la balanza comercial del mes de abril. Es el primer dato que nos permite una visión amplia de la economía durante el primer mes del confinamiento. Ya habíamos comentado con usted acercamientos diversos, pero ahora tenemos confirmación. La caída de las exportaciones fue de -41 por ciento (no petroleras, -39 por ciento). Ambas cifras son récord, desde que se mide mensualmente la balanza comercial (1980). Las importaciones cayeron -30 por ciento (no petroleras, -28 por ciento). Éstas no son récord, como veremos.
Por el lado de ventas al exterior, la caída más espectacular es la de exportaciones de autos, que cae casi -80 por ciento. En lugar de 10 mil millones de dólares, vendimos 2 mil, en cifras cerradas. En exportación de petróleo, abril reportó la cifra más baja desde julio de 1999.
En importaciones, que son un reflejo más claro del comportamiento de la economía, las caídas también son históricas. No son récord, como le decía, porque en crisis anteriores tuvimos contracción importante en las compras al exterior. En importaciones totales, las caídas fueron superiores a la actual desde mayo de 1982 hasta julio de 1983, en casi todos los meses, y lo mismo ocurrió durante la primera mitad de 2009.
El golpe de 1982-83, que en opinión de esta columna es la crisis económica más grave sufrida por México, y mostró sin lugar a dudas lo errado de ese camino económico, que hoy volvemos a andar, se ve en todas las importaciones: de consumo, intermedias o de capital, y tienen contracciones de -60, -70, -80 por ciento a partir de abril de 1982 y hasta fines de 1983. Fuera de eso, no encuentra uno caídas como las actuales, salvo muy ocasionalmente. Importaciones de consumo caen en un mes de 1986, y en seis meses de 1995 más que hoy. Bienes intermedios no sufrieron eso y sólo caen en la primera mitad de 2009.
Pero las importaciones de bienes de capital, que son parte fundamental de la inversión, se desplomaron durante 19 meses entre 1982 y 1983, con caídas de hasta -80 por ciento, como le decía. Volvieron a caer un mes en 1986 y cuatro en 1987. Se contrajeron durante 10 meses de 1995, y durante tres en 2009.
Más interesante aún, aunque la caída en importaciones de bienes de capital en abril de 2020 fue de casi -27 por ciento, no difiere mucho del comportamiento previo: en marzo cayó -18 por ciento por ciento, y el promedio desde noviembre de 2018 (recuerde, NAIM) era de -8.4 por ciento. En cambio, las importaciones de bienes de consumo se contraían -2.6 por ciento promedio mensual desde noviembre, en marzo cayeron -6.7 por ciento, y en abril se hundieron -30.5 por ciento. En línea con una caída en el consumo de doble dígito, como esperamos para abril. Las importaciones de bienes intermedios, insumos para manufacturas, casi no caían: -0.3 por ciento promedio mensual, pero en marzo ya resintieron el golpe, -11.5 por ciento. En abril, -46.5 por ciento.
En suma, abril fue un mes con una contracción muy seria de la actividad económica. Mucho más fuerte de lo que la pérdida de empleos, medio millón, hace pensar. Y dudo mucho que mayo sea diferente. Estamos en la última semana del mes, y no se percibe un cambio relevante en las variables que hemos utilizado como indicadores.
El consumo de electricidad, de acuerdo con el Cenace, cayó en abril -7 por ciento, pero en los primeros 12 días de mayo alcanza -12 por ciento. En materia de combustibles, Santiago Arroyo nos informa que la caída es de -65 por ciento para abril y -60 por ciento para las dos primeras semanas de mayo. En el consumo, BBVA registra una caída cercana a -23 por ciento tanto para abril como para el inicio de mayo, cifra que coincide con la reportada para ANTAD, tiendas iguales, en el mes de abril.
Esta columna mantiene su estimación de -18 por ciento para el segundo trimestre y -11 por ciento para el año completo. Me refiero al PIB, la felicidad no sé cómo cambie.