El viernes conocimos la información de las finanzas públicas a julio. El sábado se publicaron declaraciones del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en La Jornada, emitidas en una sesión preparatoria para el periodo ordinario por parte de la fracción de Morena, donde anuncia que el próximo año (creo que se refiere desde ahora) tendremos la peor crisis económica desde 1932.
Ya en esta columna habíamos comentado que ésa será nuestra referencia en estos días, pero que no tiene mucha utilidad, porque hace 90 años ni se medía igual la economía, ni era parecida la estructura productiva del país. Sin embargo, hay que entender esas remembranzas como un llamado de atención a que lo que estaremos viviendo será peor de lo que cualquiera pueda tener en la memoria, sea de la crisis de 1982 a 1986 o la de 1995. En eso tiene toda la razón el secretario.
La información de las finanzas públicas confirma la apreciación de Herrera: las cosas sí están muy complicadas. A julio, es decir, considerando los primeros siete meses del año, los ingresos del gobierno traen una caída de -5 por ciento, mientras que el gasto programable crece 5 por ciento, ambas cifras comparando con el ejercicio de 2019, y en términos nominales, es decir, sin considerar la inflación.
Para 2020, el gobierno estimó que podría gastar 6.1 billones de pesos, que ingresarían vía impuestos (3.5 billones), petróleo (987 mil millones), empresas (IMSS, ISSSTE, CFE, 864 mil millones), varios (165 mil) y financiamiento (deuda) por 585 mil millones de pesos. Para julio, deberíamos tener cerca de 60 por ciento de esos recursos (así ocurrió en años pasados), pero no llegamos ni a 50 por ciento. Es decir, estamos 10 puntos por debajo de lo programado. A julio, los ingresos del gobierno deberían estar en 3.6 billones, y apenitas llegan a 3 billones. Faltan 600 mil millones de pesos, comparado con lo esperado.
Para los últimos cinco meses del año no se espera un cambio importante, de forma que habría un faltante, comparado con lo presupuestado, de más de 750 mil millones de pesos. Esto significa que el gobierno debe gastar menos o contratar deuda. Aunque el Presidente insiste en que han ahorrado y que gastan menos, en realidad el gasto programable va 5 por ciento arriba de 2019, como decíamos, de forma que lo que se empieza a presionar es el déficit. En lugar de estar en 150 mil millones, como en julio 2019 está en 415 mil millones.
Por esa razón, la deuda interna neta del gobierno ha crecido en 300 mil millones de pesos en los primeros siete meses del año, y la deuda externa en 8 mil millones de dólares (equivalentes a 175 mil millones de pesos, más o menos), un total de 475 mil millones de pesos, que son una cifra cercana a lo que el Presidente dijo que había ahorrado. Tal vez eso piense, pero en realidad es deuda.
Como ya es evidente, al Presidente no se le puede creer nada. Con la evidencia enfrente, es capaz de mentir. Lo ha hecho con respecto a la pandemia, a la crisis económica, a las finanzas públicas o a los videos de sus recaudadores, de forma que lo que nos queda es utilizar las cifras para tratar de entender lo que está pasando.
Y lo que estas cifras nos indican se acerca mucho a lo que el secretario Herrera dijo a los diputados de su grupo político: estamos en la peor crisis de nuestra historia reciente. Nadie ha vivido lo que estaremos enfrentando en estos meses. Sería preferible que el Presidente lo reconociera, y actuara en consecuencia, es decir: convocando a todos a salir adelante, no intentando usar todo el sufrimiento para ganar la elección del año próximo. Peras al olmo.
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