Fuera de la Caja

Que siempre sí

Para saber si dura más la recesión habrá que esperar, porque las cifras preliminares, como ya sabemos, pueden modificarse en siguientes publicaciones.

Pues apareció el PIB al tercer trimestre, en su versión preliminar, que es la más frecuentemente utilizada. La versión oportuna, publicada hace casi un mes, es un buen indicador, pero no coincide por completo, por cuestiones obvias.

En esta ocasión, las cifras del PIB de los últimos trimestres sufrieron una revisión (por eso se llaman 'preliminares'), que provocó que los tres previos al actual quedaran con crecimiento negativo en comparación trimestral. A muchas personas les gusta definir la recesión como la aparición de dos trimestres consecutivos en contracción, de forma que como hubo tres, con mayor razón identifican una recesión en la economía mexicana desde el último trimestre de 2018, y al menos hasta el segundo de 2019. Para saber si dura más, habrá que esperar, porque las cifras preliminares, como ya sabemos, pueden modificarse en siguientes publicaciones.

Hacia mediados de febrero, esta columna afirmaba que estábamos en recesión. No lo hacía utilizando esa definición de los dos trimestres (que no me gusta), sino la más amplia que ha promovido la National Bureau of Economic Research (NBER): una tendencia negativa general en la economía. Ellos lo miden tradicionalmente con las ventas al menudeo, el empleo, el ingreso de las personas y la actividad industrial. En México, para el primer trimestre de este año, dos de las cuatro variables estaban en terreno negativo (ingreso y actividad industrial), mientras las otras dos crecían a menor ritmo. Por eso afirmamos entonces que estábamos ya en recesión.

Pero esa perspectiva no fue compartida entonces ni por el gobierno ni por colegas. Algunos recordaron la palabreja inventada por Echeverría en su primer año de gobierno: "atonía". Otros aseguraban que había menor dinamismo, pero nada grave. Ya para mediados del segundo trimestre, el término generalmente utilizado era estancamiento. Ahora creo que seguiremos entre éste y recesión, dependiendo del gusto de cada quién. Puesto que el crecimiento de la economía en los primeros nueve meses de 2019 es exactamente cero, 'estancamiento' es un buen término.

Desde inicios de año, esta columna también achacó a la decisión de detener la construcción del aeropuerto la caída de la economía. Parar una obra de ese tamaño, pagando más por esa acción de lo que costaba terminar la primera etapa, no parece una idea brillante, así se defienda con criterios políticos. Igual que con la interpretación de que estábamos en recesión, esta visión del impacto de la cancelación no contó con mucho apoyo al inicio, pero parece que paulatinamente han aparecido conversos.

Por si alguien está en duda, permítame una comparación elemental. Los primeros nueve meses de 2018, la economía mexicana creció 2.4 por ciento, mientras la de Estados Unidos lo hacía en 3 por ciento. En los primeros nueve meses de 2019, mientras Estados Unidos creció 2.3 por ciento, México creció cero. Pongo como referencia a Estados Unidos por el peso que tiene en las exportaciones de nuestro país, y para aclarar que el 'estancamiento' no viene de fuera. Si México se hubiera movido de 2.4 a 2 por ciento, el impacto externo explicaría todo el cambio. Pero la pérdida adicional de esos dos puntos no vino de fuera, fue causada por nosotros mismos. Y sigo convencido de que el origen es la acción económicamente irracional de cancelar la construcción del aeropuerto, que mostró a empresarios e inversionistas que la preocupación que tuvieron por décadas con AMLO tenía sentido. Dejaron de invertir, como ya sabemos.

Precisamente por esa razón, la pérdida de confianza en el gobierno, es de esperar que el 'estancamiento' sea la marca del sexenio, al menos en lo que la situación empeora, cuando los fondos y agencias entiendan la catástrofe que tenemos en las finanzas públicas. Esta opinión tampoco tendrá mucho apoyo, sino hasta Semana Santa, cuando ya sea tarde.

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