Fuera de la Caja

Segunda etapa

En materia económica sí es claro que el peor momento ocurrió durante abril y mayo, dice Macario Schettino.

El Inegi ha publicado las encuestas de establecimientos comerciales y de servicios para julio. Este viernes publicará el IGAE de ese mes, y tendremos la visión completa de la economía, pero todo indica que se confirma que la recuperación continúa, a un ritmo muy lento.

Como sabe usted, con motivo de la pandemia nos recluimos en nuestras casas para evitar el contagio. Puesto que no todos pudimos hacerlo, porque 57 por ciento de los mexicanos trabajan en la informalidad y tienen que ganarse el pan día a día, el contagio no se detuvo. La ausencia de una estrategia sanitaria contribuyó a ese crecimiento continuo en el número de casos que parece haberse detenido (por fin) hace un par de semanas, aunque es todavía dudoso por la escasez de pruebas.

Sin embargo, en materia económica sí es claro que el peor momento ocurrió durante abril y mayo. En junio ya tuvimos algo de movimiento, que ha continuado creciendo, pero lentamente. Además, el golpe que recibieron empresas y hogares durante esos meses, sin ayuda alguna de parte del gobierno, implica menor capacidad de compra, por lo que, aunque muchas personas salen, no gastan, y la economía no adquiere dinamismo.

En abril y mayo, las ventas al menudeo se contrajeron -24 por ciento, en números redondos, mientras que en junio la caída se redujo a -17 por ciento, y ahora en julio a -13 por ciento. Note usted que el cambio en julio es menor. En junio, se reduce en una tercera parte la caída, mientras que en julio la reducción es apenas de una cuarta parte.

Hay una gran variación entre diferentes tipos de establecimiento. Un grupo, formado por artículos de esparcimiento, ropa y accesorios, papelería, libros y revistas, tiene en julio una caída de entre -40 y -50 por ciento, comparado con el nivel que tenían en 2018. Les va un poco menos mal a: mascotas y regalos, bebidas y tabaco, perfumería y joyería, calzado, textiles excluyendo ropa, y automóviles y camionetas. En este grupo la caída va de -30 a -40 por ciento.

Con una caída de -20 a -30 por ciento (siempre comparando con el promedio de 2018) están: equipo de cómputo y telefonía, artículos para decoración de interiores, tiendas departamentales, y artículos usados. Casi en ese grupo están abarrotes y alimentos, con una caída un poco menor, -18 por ciento, pero que habían tenido un mejor comportamiento en junio.

Caen menos de 10 por ciento, combustibles y aceites, y muebles para el hogar y enseres domésticos. Este último, con una recuperación interesante en los últimos meses.

Y con crecimiento tenemos a autopartes (casi cero), ferretería y tlapalería (2 por ciento), tiendas de autoservicio (5 por ciento), motocicletas (13 por ciento), cuidado de la salud (15 por ciento) y ventas por internet y catálogo (100 por ciento). No dudo que el crecimiento en venta de motos esté asociado al comercio electrónico y entrega a domicilio, porque no coincide con todos los demás rubros de transporte.

Por cierto, esta información ya no sólo muestra que las personas dejaron de salir a comprar, sino que apunta a que no tienen ingresos. En México, cuando las personas tienen más ingresos suelen gastar mucho más en dos renglones: transporte, y educación y esparcimiento. Note usted que es ahí en donde ocurren algunas de las mayores caídas.

Dicho de otra forma, lo que los datos de julio parecen indicar es que la parte más grave del aislamiento, producto de la pandemia, está terminando, pero está siendo sustituida por el impacto de la pérdida de empleo e ingreso de millones de mexicanos. Con presupuestos limitados, se dejan de comprar artículos asociados a educación y esparcimiento, autos, ropa y accesorios, perfumería y joyería.

Analizo con usted mañana lo que ocurre con los servicios en general, para corregir o confirmar esta hipótesis.

Consulta más columnas en nuestra versión impresa, la cual puedes desplegar dando clic aquí

COLUMNAS ANTERIORES

Decepción económica
Cuarenta

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.