Fuera de la Caja

Segundo paso

La prisa que ha tenido este gobierno para cambiar el rumbo de la economía, que no parece razonable, le ha llevado a destruir buena parte de la capacidad del gobierno.

Si el primer paso para recomponer la dirección del país, que ayer comentamos, parece complicado, el segundo lo es aún más. Recapitulando: el primer paso es evitar que desaparezca la democracia liberal en México, fortaleciendo a la opinión publicada, a las autoridades electorales y a los partidos políticos. Esto implica pagar la información (suscripciones), expresarse en contra del gobierno cuando intente afectar al INE o a la legislación electoral, e incluso involucrarse directamente en partidos políticos. No es fácil.

Pero el segundo paso es más complicado. Consiste en defender la administración pública. Como ya hemos comentado en muchas ocasiones, quienes ganan elecciones tienen todo el derecho de reorientar la política pública. Si a alguien no le gusta, tiene que esperar nuevas elecciones y tratar de que gane su opción preferida. Sin embargo, hay una diferencia importante entre cambiar algunos programas o enfatizar ciertas directrices, y destruir el andamiaje jurídico, administrativo y económico del gobierno. Es esto segundo lo que no se debe permitir.

La prisa que ha tenido este gobierno para cambiar el rumbo de la economía, que no parece razonable, le ha llevado a destruir buena parte de la capacidad del gobierno. Por un lado, expulsaron a todos los mandos de la administración pública. No sólo funcionarios de alto nivel, como es normal, sino mandos medios con décadas de experiencia. Al hacerlo, han perdido un capital humano que puede tardar mucho en recuperarse. El efecto de esa decisión es evidente en muchas áreas funcionales: desde el desabasto de combustible al de medicamentos, pasando por todo tipo de dificultades en áreas menos utilizadas por el público.

Estas fallas podrían ser sólo problemas temporales, si no fuese porque afectan espacios de muy alta especialidad, desde Conacyt hasta los institutos de salud pública, donde un error puede costar mucho. Lo mismo está pasando en Educación (donde es política explícita devolver el control al sindicato, pero ahora a la versión subversiva, la CNTE), en Relaciones Exteriores, en Economía, Turismo, Bienestar, etcétera.

Parte de este proceso, sin embargo, está también sirviendo a la acumulación de poder de uno de los grupos que apoyan a López Obrador, los bolivarianos, que no sólo controlan Morena, y a través del partido se dedican tanto a adoctrinar como a controlar los censos de Bienestar, sino que van ocupando espacios de gabinete. El más reciente, la sustitución en Medio Ambiente. Este grupo tiene vocación hegemónica, línea ideológica y práctica política de décadas. Enfrente tienen personas bastante ingenuas, que ocupan secretarías porque ahí los pusieron, pero que no han comprendido el tamaño del reto. Por eso se van con tanta facilidad, y los espacios se ocupan con dignos representantes de la desgracia latinoamericana.

Es decir que hay dos problemas importantes en la administración pública: el desplazamiento de los cuadros calificados y la ocupación, parcial, con cuadros 'revolucionarios'. Por el lado más económico, los errores del gobierno siguen costando (cancelación del aeropuerto, obras absurdas, dilución de reformas), con lo que la economía se frena, la recaudación cae y las finanzas públicas se ponen en riesgo. Esto obliga a contraer más el gobierno, ampliando el desplazamiento. Cuando no alcance, ya los bolivarianos habrán ocupado el espacio suficiente para efectuar el asalto al palacio.

Será entonces cuando los técnicos dirán que fueron engañados, o simplemente regresarán a la academia, o a los consejos de administración, sin entender cómo es que fueron usados. Es necesario acercarnos a estos técnicos y hacerles ver su posición como soportes de una economía con defectos, pero en proceso de modernización. Tienen que asumir una posición mucho más fuerte para impedir la ola que nos amenaza. Imprescindible para el tercer paso, que comentamos mañana.

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