Fuera de la Caja

Son los números

A ver qué día reflexiona el gobierno acerca de lo que está ocurriendo en la economía, en lugar de descalificar.

Se publicó el dato de inversión a febrero. En lugar de comparar ese mes con el año anterior, que ya habrá visto por todos lados, mejor vamos a desagregar la información, y comparar periodos un poco mayores. Antes de eso, le comento que la inversión se compone de cuatro grandes elementos: maquinaria y equipo nacional, que aporta 14 por ciento del total; maquinaria y equipo importados, con 24 por ciento; construcción residencial, 26 por ciento; y construcción no residencial, 35 por ciento.

Cada uno de estos elementos ha mostrado un comportamiento diferente desde hace tiempo. Voy a comparar los periodos octubre-febrero de diversos años para ilustrarlo. El año del periodo se refiere al mes de febrero. Por ejemplo, equipo de transporte nacional tuvo muy buen desempeño durante el sexenio pasado, y pasó de 101 puntos en 2013 a 123 puntos en 2018. En el último dato, está en 112 puntos. Es decir, la caída que están sufriendo es de casi 9 por ciento anual. En cambio, el equipo de transporte importado no ha dejado de crecer, y durante el último año tiene un incremento de 7 por ciento.

De hecho, el total de maquinaria y equipo nacional se encuentra hoy por debajo del nivel de 2015 (-1.5 por ciento), pero el importado ha crecido 14 por ciento contra ese año. En el efecto neto en maquinaria y equipo, estamos hoy casi 8 por ciento por encima de 2015, aunque contra 2018 la caída es de -2.6 por ciento.

En la parte de construcción, también hay un comportamiento diferenciado entre residencial y el resto. La construcción residencial, que sufrió al inicio del sexenio pasado, hoy muestra crecimiento. Contra 2018, de 0.9 por ciento; contra 2015, de casi 14 por ciento. En cambio, la construcción no residencial se ha desplomado. Comparando con 2015, la caída es de -16 por ciento, e incluso contra el año pasado, es de -3 por ciento. Construcción no residencial es esencialmente infraestructura, sean carreteras o instalaciones energéticas, o fábricas y edificios para empresas.

En resumen, durante los últimos cinco meses (octubre-febrero), el nivel de inversión en maquinaria y equipo nacional es 10 por ciento superior al promedio de todo el año 2013, la maquinaria y equipo importado es casi 23 por ciento mayor, la construcción de vivienda ha crecido en 18 por ciento, y la de infraestructura se ha caído -12.5 por ciento. Para que esta comparación tenga más sentido, piense que la economía mexicana es hoy 14 por ciento mayor a lo que era en 2013, y que en ese año, y el siguiente, el promedio de crecimiento fue 2.2 por ciento. Es decir: estamos invirtiendo proporcionalmente menos que entonces, aunque se insiste en que creceremos al doble. Imposible.

El mismo lunes se publicó el dato de producción de autos, y se enfatizó un crecimiento durante abril. En realidad, mucho depende de cómo se compare. Utilizando ahora seis meses, es decir de noviembre a abril en cada año, resulta que para abril de 2018 la producción de automóviles sumó 746,327 unidades, mientras que ahora alcanza 746,254, un puñito menos. Si consideramos los camiones ligeros, que han tenido un desempeño espectacular en los últimos años, en abril de 2018 la producción acumulada de los seis meses previos fue de 1,123.081. Ahora fue de 1,128,441, más de cinco mil unidades adicionales, es decir 0.5 por ciento de crecimiento. El total de vehículos ligeros pasó de 1,869,408 a 1,874,695: crecimiento de 0.3 por ciento.

Considerando que la automotriz ha sido el gran motor de la industria nacional, ese ritmo no parece augurar un desempeño excepcional. A ver qué día reflexiona el gobierno acerca de lo que está ocurriendo en la economía, en lugar de descalificar. Porque no se trata de opiniones en contra, sino de datos, hechos, números, frente a los cuales es preferible mostrar humildad y buscar soluciones.

Pero reconocer que el problema lo causaron ellos mismos, les ofrecerá soluciones difíciles de aceptar.

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