Costo de oportunidad

Los cárteles: nacer para morir

Si los carteles fueran un solo empleador, serían el quinto del país, por encima de Oxxo, Bimbo, Pemex, Coppel, Grupo Salinas o Adecco, señala un artículo publicado en ‘Science’.

Todos los que nacemos tenemos que morir. Es parte del ciclo de la vida. Pero, si eres una de las 350 a 370 personas que reclutan los grupos criminales en México cada semana, o uno de los 160 a 185 mil mexicanos que son parte de su fuerza laboral, tu esperanza de vida es menor que la de los demás mexicanos. Sabes que vas a vivir como máximo, diez o quince años más. En ese negocio, tu retiro es temprano, por la vía de la muerte. Si los cárteles te reclutaron a los 15 años, antes de cumplir 30 estarás muerto.

Esa es una de las terribles predicciones que se han hecho a partir del artículo publicado en Science en días recientes, de Rafael Prieto-Curiel, Gian María Campedelli y de manera póstuma, de Alejandro Hope: Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única forma de reducir la violencia en México.

El estudio analiza que, si los cárteles fueran un solo empleador, serían el quinto del país, por encima de Oxxo, Bimbo, Pemex, Coppel, Grupo Salinas o Adecco, y por debajo de FEMSA, Walmart, Manpower y América Móvil. Entre ellos, el de Jalisco es el que tiene más miembros; alrededor de 31 mil 300. Esta es una suposición importante. Si bien los cárteles parecen ser importantes reclutadores y contratantes de trabajadores, no son una sola empresa. Son varias empresas, y la más grande de ellas no sería uno de los principales empleadores del país. Sin embargo, no se me ocurren muchas empresas de 30 mil trabajadores en México. En ese orden de magnitud están empresas del tamaño de Xignux, Grupo México, Banorte, Comisión Federal de Electricidad, Bachoco, Cinépolis o Grupo Bal.

Una de las frases que más me impactó del estudio, que está disponible en la página de Science, es que “el crecimiento en tamaño de los cárteles lo impide principalmente el conflicto entre las organizaciones existentes, no la capacidad del Estado de reducir los niveles de violencia en México”. Ello implica que el conflicto violento derivado de la competencia para controlar plazas es lo único que ha servido para que los cárteles no crezcan en población y territorio. Entonces, por una parte, un período largo de pax narca implica que no hay competencia y conflicto, pero que el negocio está creciendo, y sus capacidades de atraer jóvenes a sus filas es más alta. Por otra parte, también implica que los muertos y la violencia son lo único que ha impedido que la enfermedad se extienda. El propio cáncer es el mayor depredador de sí mismo.

El insumo esencial para el crecimiento del narcotráfico es, entonces, el elemento humano. Uno de los autores del artículo, el matemático Rafael Prieto-Curiel, ha dado algunas entrevistas desde Viena, que su columnista ha seguido con mucho interés. En una de ellas, dijo que lo que le gustaría poder predecir es dónde está el siguiente joven que los cárteles reclutarán, y tener una estrategia adecuada para que no logren reclutarlo. Prieto-Curiel ha dicho que, bajo este análisis, lo más probable es que la violencia en México vaya al alza. También da explicaciones parciales sobre la racionalidad de las becas del bienestar para los jóvenes, pero también implica que esa ha sido una estrategia fallida que no ha detenido el reclutamiento.

Donald Trump ya evaluó atacar militarmente a México. En la semana pasada, el político republicano Vivek Ramaswamy, mencionó que esa sería una de sus alternativas. La probabilidad de que un republicano llegue a la presidencia estadounidense en 2024 es muy alta, quizá superior a la de un demócrata, hasta el momento. Cualquier estudioso de la historia de México sabría que las intervenciones extranjeras en México no han sido exitosas. Pero, no podemos esperar que los políticos de Estados Unidos sean estudiosos, y menos de la historia de México.

Por otra parte, la cantidad de gente que los cárteles podría reclutar es enorme. El artículo de Prieto-Curiel, Campedelli y Hope debería estar bajo estudio en el Congreso de Estados Unidos, porque refuerza conclusiones previas: la guerra contra las drogas es una guerra fallida, que está sembrando las semillas de la destrucción de países productores y consumidores.

Alejandro Hope estaría orgulloso del artículo, y de la discusión que ha desatado. Aún después de muerto, su mente sigue siendo una de las más lúcidas. Hay que agradecer a Prieto-Curiel y Campedelli por la publicación, porque además de ser de gran interés, es un enorme homenaje al gran Alejandro Hope. Donde quiera que estés, Hope querido, tus cuates y paisanos te lo agradecemos.

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