IMCO

Carreteras de cuota

En México hay ejemplos del "obedézcase, pero no se cumpla". En las autopistas, en los sitios de cobro, ponemos puestos de carnitas a cinco metros de una autopista de alta velocidad.

"Con la lana que se saca un domingo / en las carreteras de cuota / se podría dar la vuelta al mundo / y construir otro Estadio Azteca, pero no". El Tri, Caseta de Cobro, Alex Lora, 1988

En el virreinato, cuando venía algún edicto real que no fuera conveniente para los novohispanos, el virrey usaba el "obedézcase, pero no se cumpla", tratando de apuntalar la autoridad real con una contradicción, pero también evitar problemas de gobernabilidad para quien mandaba de facto: el virrey.

En México hay ejemplos del "obedézcase, pero no se cumpla". En las autopistas, en los sitios de cobro, ponemos puestos de carnitas a cinco metros de una autopista de alta velocidad. Hay gente que vende cosas en la caseta de San Martín Texmelucan, en Puebla. Están organizados (tienen uniformes y un producto homogéneo, lo cual indica que hay un colectivo que les respalda). Deambulan en medio de los carriles, muy cerca de letreros que dicen "prohibido el comercio ambulante en la autopista". El método de venta es peligroso: ponerle el cuerpo al coche. Ahí hay mujeres, niños, ancianos, todos tratando de ganarse la vida vendiendo riesgo: su vida vale más que una caja de camotes.

Arriesgar vidas debería ser una falta grave. Los involucrados en el negocio tendrían que recibir castigos excepcionales. La política pública tendría que abocarse a ubicar a la gente que quiere vender cosas, cómo llevar consumidores potenciales a donde están los vendedores, bajo un esquema que reduzca el riesgo.

El incumplimiento de ordenamientos pequeños erosiona poco a poco las reglas del Estado. La gente empieza por incumplir reglas pequeñas (formalidad, faltas administrativas, pago de impuestos), y termina por romper reglas grandes (homicidio, fraude, robo). Eso es lo que ha pasado en las casetas de cuota.

En la semana pasada, supimos noticias de grupos que se disputan el cobro en las casetas. El periódico Reforma reportó un enfrentamiento con al menos dos heridos de bala en la Tulancingo-Pirámides. Hace menos de un mes, el presidente envió un mensaje diciendo palabras más, palabras menos, "el dinero de las casetas es nuestro, no de otros, lo vamos a defender".

¿Y si no fuera dinero federal, sino del concesionario que hizo la autopista? ¿También para las empresas hay Estado de derecho, o solamente para el Estado? ¿El Estado se cuida a sí mismo, pero no a los demás?

No solamente son los temas del robo. Las casetas de cobro se han convertido en un lugar de excesiva congestión. Esto no solamente es un problema de seguridad: es un problema de competitividad. Tenemos gente cobrando, empleados públicos, y el tiempo de esa gente tiene un costo de oportunidad. Podrían dedicarse a cosas más productivas. Tenemos también policías estatales, guardias nacionales, y en muchos casos también al Ejército Mexicano, cuidando las casetas de cobro. Si esos elementos tienen que estar ahí, no están en otros lados deteniendo delincuentes. A eso nos referimos con el costo de oportunidad.

Hace algunos años, el economista Luis de la Calle le dio a esta columna algunas ideas de cómo manejar el tema. En esa época, el Dr. de la Calle nos dijo que quizá deberíamos dejar la caseta en un solo sentido. De esa forma, el cobro se haría una, no dos veces. En esa época, Huawei todavía no tenía la excelente tecnología ORT de reconocimiento de imágenes que tiene hoy en día, que permite automatizar completamente el cobro.

Seguramente a Estados Unidos le preocuparía que metiéramos una tecnología china en este tema. Sin embargo, en Europa muchos países, desde hace muchos años, tienen sistemas donde por una cuota fija anual los automovilistas pueden usar el sistema de autopistas. Si no compras la 'vignette', tu vehículo solamente es para uso urbano.

El punto es que hay mejores maneras de organizar el cobro y financiamiento de la infraestructura de transporte. No tendríamos que estar cuidando dinero en efectivo cuando hay maneras mucho más eficientes, para la sociedad y para quien recauda, de hacerse de esos cobros.

Sobre este y otros temas: sugerimos leer al Dr. de la Calle, en una serie de artículos que publicó en El Universal en 2016, con el sugerente título de 'Economía de la Extorsión'. Tenemos entendido que hay un libro en camino al respecto. No creemos que cuando salga a la venta ya estén resueltos nuestros problemas en las casetas. Claro, sabemos que esto no es culpa del actual gobierno, pero le debería tocar resolverlo a algún gobierno, y para que sea pronto, tendría que ser este.

Manuel J. Molano es economista en jefe del @IMCOmx.

Síguenos en nuestra página y redes sociales: Twitter, Facebook e Instagram.

COLUMNAS ANTERIORES

Vivir sin trabajar
El reloj y las instituciones

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.