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Comerciante a tus comercios

Crear un distribuidor público de medicamentos, como lo ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador, hará que muchos privados quiebren.

En el mundo actual, las cadenas de distribución y logística son muy importantes. El presidente de la República tiene la percepción de que los sistemas de distribución de medicamentos en México no funcionan, y que la medicina llega cara a las farmacias, o que "la medicina no llega a los pueblos".

El periodista Sergio Sarmiento, a través de su cuenta de Twitter, razonó: Si las medicinas en México son costosas, ¿por qué los estadounidenses vienen a comprarlas a México? Hay varias razones. La primera es que la regulación en México es más laxa.

La segunda razón es el bajo precio relativo. Las medicinas son más baratas en México porque las empresas se adaptan al poder adquisitivo de cada país. Cierto, si queremos el tratamiento de última generación para el cáncer, competiremos con otros enfermos de países con más ingresos, y es posible que perdamos.

Por eso es importante que las moléculas farmacéuticas de tecnología vieja se puedan vender en países pobres y de ingreso medio a través de la industria de los genéricos. Por supuesto, esto plantea retos para la regulación: si hay demasiado uso de genéricos, no hay innovación farmacéutica. Si se prohíben, mucha gente no puede acceder a medicamentos y muere de enfermedades tratables.

La solución del presidente para estos problemas es crear una distribuidora pública de medicamentos. Para ello, saca a un funcionario ejemplar de protección civil y lo manda de empresario en un rubro especializado y complejo.

Le deseamos suerte a David León, pero no le auguramos éxito. Si hay un problema de distribución de un bien, la política pública debe encaminarse a que haya más distribuidores que compitan entre sí por el mercado del que se trate. Es necesario que haya muchos más competidores en el segmento de distribución farmacéutica.

Si creamos un distribuidor público, va a acabar vendiendo por debajo de precios de mercado. Esto hará que muchos distribuidores privados quiebren, pero no la empresa pública, porque ésta tiene el capital ilimitado que le otorga el Estado. En el mediano plazo, este tipo de soluciones hacen que el mercado se haga más pequeño. La política pública agrava el problema que trataba de solucionar.

Puede parecer que los distribuidores ganan mucho y aportan poco valor, y los productores al revés. No es correcto. Distribuir tiene su chiste. Por eso Amazon es la primera empresa del planeta en medio de esta crisis, y es la única que ha logrado sobrevivir a pesar de la brutal reducción de la demanda por bienes de consumo en el mundo.

El exsecretario Urzúa hablaba de encontrar mecanismos de distribución tipo Amazon para bienes que reparte el sector público. Igual y valdría ir un paso más allá. En lugar de crear una empresa que trate de replicar lo que el sector privado hace exitosamente, hay que traer a las mejores empresas del mundo en distribución. Hay que convencer a los Amazon y a los MercadoLibre de todo el planeta que vengan a vender medicamentos en México, y darles las licencias correspondientes.

No nos debería preocupar si los medicamentos se producen en México, o afuera. Nos debería preocupar que cumplan con calidad, rastreabilidad, caducidad, inocuidad y costo. Pensar que el gobierno de México puede hacerlo mejor que Walmart, Amazon o la Farmacia Guadalupana de Tepeaca, es una locura.

Quizá al presidente le resulte interesante que los antiguos mexicanos daban un estatus especial a la casta comerciante, los pochtecas, junto con los guerreros y sacerdotes. No había tales preferencias para industrias específicas, o para los funcionarios de gobierno, con la excepción del tlatoani. Las redes comerciales del Imperio Azteca se extendían por todo Centroamérica y muy probablemente hasta la América del Sur.

El poder de los países está en su huella comercial, no en sus capacidades guerreras ni en el grado de evolución de sus burocracias. Teníamos un sistema imperfecto de distribución de medicamentos en México, pero que funcionaba. Presidente, su responsabilidad es dejarlo al menos como estaba, o mejor.

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