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IMSS para todos

Un esquema del IMSS para todos haría que todos fuéramos formales. El costo relativo de salir del ámbito familiar a buscar un empleo remunerado sería mucho menor.

"Yo no estaría aquí hoy si no fuera por el Servicio Nacional de Salud [de la Gran Bretaña]. He recibido una gran cantidad de tratamientos de alta calidad sin los cuales no hubiera sobrevivido". - Stephen Hawking .

El Dr. Hawking, uno de los científicos más notables de nuestro tiempo, nos dejó en 2018. A pesar de una rara enfermedad, vivió por encima de su esperanza de vida, y en ese tiempo realizó un trabajo irremplazable para entender el universo.

Cada experiencia humana es única e irrepetible, y es posible definir y otorgar a las personas los estándares mínimos para desarrollarse plenamente, y que realicen "una amplia gama de concepciones del bien", en las palabras del filósofo John Rawls.

Las personas valoramos los beneficios que nos da el sector público de manera distinta. El Estado sabe cuánto le cuesta el IMSS, pero cada persona valora ese derecho de manera diferente. Alguien sin acceso a otro sistema de salud, con una enfermedad costosa, lo valorará enormemente, mientras que quien no esté en esa circunstancia probablemente intentará evadir o eludir los pagos correspondientes para ser derechohabiente.

La regla actual de afiliación al IMSS contradice el primer principio de la justicia de Rawls, citado párrafos atrás. Para que mi familia y yo tengamos derecho a atendernos en el IMSS, debemos ser trabajadores de la economía formal. Eso implica que encontremos un patrón, distinto a un miembro de nuestra familia, que nos contrate y esté dispuesto a pagar las cuotas de seguridad social y los impuestos correspondientes a una relación laboral. Hallar a ese jefe es complicado, especialmente para la gente con menos capacidades.

Muchas veces pensamos en la informalidad como un problema de patrones irresponsables que no pagan la seguridad social. Ciertamente habrá alguno por ahí. Sin embargo, la gran mayoría de los trabajos informales ocurren en el ámbito familiar. Según la Ley Federal del Trabajo, el trabajo familiar permite este tipo de contratos informales donde ni siquiera es necesario pactar un salario.

De acuerdo al presupuesto ciudadano 2020, el gobierno federal de México destinará en este año 1.3 billones de pesos a seguridad social y salud. No sabemos exactamente cuánto cuestan los sistemas estatales de salud, pero sí sabemos que 30 estados invirtieron 195 mil millones de pesos en ese rubro. Es posible que mucho de ese gasto estatal se haya financiado con recursos federales.

Suponiendo que todo el gasto público destinado a salud sale de las arcas federales, 1.3 billones de pesos son 5.4 por ciento del PIB. No es un mal número, si consideramos que ese gasto público complementa a un gran gasto privado. Un estudio del IMCO y CAD Salud en 2017 determinó que el gasto de bolsillo para atender enfermedades crónicas podría generar pérdidas de ingreso equivalentes a entre 1 y 5 por ciento del PIB.

México invierte entre 5.5 y 10 por ciento del PIB en salud. Hace algunos años, Fausto Hernández y Arturo Antón calcularon que el costo de un derechohabiente del IMSS es de 800 dólares; a 22 pesos por dólar: 17 mil 600 pesos. Si quisiéramos dar ese servicio a 127.9 millones de habitantes, el costo sería de 2.25 billones de pesos, cerca de 9.3 por ciento del PIB. Los números no están lejos de lo que ya pagamos, entre gasto público y gasto privado.

Un esquema del IMSS para todos haría que todos fuéramos formales. El costo relativo de salir del ámbito familiar a buscar un empleo remunerado sería mucho menor. La gente podría moverse de trabajos de baja productividad a empresas con mayor productividad. Si se hace bien, los mexicanos que hoy pagan pólizas privadas de seguro podrían destinar esos recursos al IMSS, el cual tendría que mejorar en eficiencia y encontrar la forma de subrogar muchos de los servicios que necesitan 127.9 millones de mexicanos; pero ese es un "problema feliz".

Si un gobernador, como Miguel Barbosa, quisiera dar el IMSS a los 6.13 millones de poblanos, tendría que multiplicar su presupuesto actual por 2.13, el cual en este momento es apenas de 11.5 por ciento del PIB del estado. Miguel tendría que negociar una nueva fórmula de participaciones federales o encontrar nuevas fuentes de impuestos. Ceder activos y recursos de su sistema estatal de salud al IMSS sería útil para pagar esos costos.

Si lo hiciera, podría voltearse con inversionistas y decir: "En Puebla todas las personas tienen el IMSS pagado". Eso ayudaría a Puebla a crecer.

Esto se parece mucho a las propuestas del economista Santiago Levy. Si yo fuera gobernador, querría hablar con él al respecto.

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