Razones y Proporciones

El desabasto global de chips

Los fabricantes de chips se han visto imposibilitados de atender adecuadamente la explosión de la demanda.

Durante 2021, la economía global ha experimentado un creciente desabasto de circuitos integrados, también conocidos como semiconductores o chips, que ha limitado las posibilidades de producción de un sinnúmero de industrias en el mundo.

Esos minúsculos componentes son esenciales porque operan como el cerebro de prácticamente cualquier aparato y dispositivo electrónico de uso cotidiano, desde electrodomésticos simples hasta sistemas sofisticados de control automotor, ente cientos de otras aplicaciones.

Para cualquier bien o servicio, el desabasto se refiere a la situación en que la demanda supera a la oferta. Por lo común, el faltante resulta de corta duración, ya que el mercado se equilibra mediante ajustes en las cantidades y los precios.

Dos excepciones a esa rápida corrección pueden surgir por un desastre natural o por intervenciones gubernamentales. En la extendida escasez mundial de chips, ambos factores han influido.

Con mucho, el principal elemento ha sido el primero, consistente en la pandemia por Covid-19, que, entre otros efectos, ha alterado los patrones de demanda y trastocado las capacidades de oferta.

En particular, la prolongación de las medidas de confinamiento y distanciamiento social, ante la persistencia del coronavirus, ha profundizado la necesidad de adquirir y actualizar los medios electrónicos, como computadoras, tabletas, teléfonos celulares y consolas para hacer posibles el trabajo y la educación a distancia, así como el aumento de actividades en el hogar.

El auge de la electrónica ha traído consigo una mayor demanda de chips, la cual se ha acentuado con el incremento no previsto de las órdenes de compra de esos insumos por parte de la industria automotriz, asociadas a la fuerte recuperación de las ventas de vehículos, que fue inicialmente subestimada por los fabricantes de autos.

Las necesidades del sector automotor han sido considerables, ya que tradicionalmente la producción se ha basado en procesos ‘justo a tiempo’ que, por definición, descartan la acumulación significativa de inventarios de partes.

A su vez, los fabricantes de chips se han visto imposibilitados de atender adecuadamente la explosión de la demanda. Si bien, desde el principio de la pandemia, los cierres de las fábricas de esos insumos fueron breves, la capacidad instalada ha sido insuficiente para producir al ritmo requerido.

Las limitaciones se han agudizado por problemas de logística, que han incluido la interrupción temporal de operaciones de algunos puertos clave en Asia, así como la escasez de contenedores. Finalmente, se han añadido eventos fortuitos, como el crudo invierno en Texas, el incendio de una importante planta en Japón y la extraordinaria sequía en Taiwán, que han limitado la producción de chips.

Igualmente, el desabasto de semiconductores forma parte de la secuela de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que impulsó el expresidente Trump. La imposición de aranceles sobre bienes intermedios -como chips- y de capital contribuyó a la ralentización de la producción industrial global.

Además, la restricción estadounidense de exportar a ciertas empresas chinas de alta tecnología, incluyendo la más grande productora de chips de esa nación, indujo la sobreacumulación de esos insumos por parte de algunas corporaciones, así como la mayor concentración de su producción en Corea y Taiwán.

El impacto de la escasez de semiconductores se ha advertido, en especial, en la industria automotriz de América del Norte, que es importadora neta de chips. El tiempo de espera para el abastecimiento de esos insumos se ha alargado, lo que ha llevado a paros técnicos y reducción de turnos en las armadoras.

México es un productor destacado de autos, integrado en esta región. El desabasto de chips en el país explica, en gran medida, el estancamiento de la producción manufacturera durante los primeros siete meses y la caída en el número de vehículos ligeros producidos, observada a lo largo de los ocho primeros meses, ambos del presente año.

Como ha ocurrido en otros episodios de desabasto, tarde o temprano el desequilibrio global de semiconductores se eliminará. Empero, es probable que el ajuste continúe siendo lento, entre otras causas, por las barreras naturales de entrada, incluyendo los requerimientos de investigación y desarrollo en medio de un acelerado cambio tecnológico, los elevados montos de inversión y el tiempo necesario para la edificación de instalaciones.

En este contexto, la mejor contribución de los gobiernos para facilitar el acoplamiento en la industria de chips es evitar políticas que introduzcan incertidumbre e inhiban la inversión. La tregua estadounidense en la guerra comercial con China ha sido un primer paso.

El autor es exsubgobernador del Banco de México y autor de Economía Mexicana para Desencantados (FCE 2006).

COLUMNAS ANTERIORES

El Paquete Económico 2025
El cauteloso optimismo del Fed

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.