Razones y Proporciones

Las salidas de capital

Es posible que los inversionistas extranjeros perciban relativamente frágil la situación de las finanzas públicas del país, por las crecientes obligaciones de gasto gubernamental.

Durante 2020 y 2021, las tenencias de valores gubernamentales denominados en pesos en manos de no residentes registraron reducciones significativas. En términos nominales, las caídas anuales alcanzaron 12.0 y 13.6 por ciento, respectivamente, las cuales resultaron las mayores desde 2001.

Las posiciones de los no residentes incluyen, principalmente, Bonos M y, en menor proporción, Cetes y otros instrumentos de deuda del gobierno federal.

Para ponderar su importancia e identificar sus posibles causas, conviene situar estos movimientos en un horizonte de tiempo largo. En el presente milenio, pueden distinguirse tres etapas, las cuales se asemejan, grosso modo, a las observadas para las correspondientes tenencias en moneda local en otras economías emergentes.

La primera abarca de 2003 a 2014 y se caracterizó por una tendencia de crecimiento casi continuo en los saldos nominales de las posiciones. Entre otros factores, ese dinamismo parece haber estado impulsado por el desarrollo del mercado interno de deuda gubernamental, caracterizado por emisiones con vencimientos cada vez más largos.

Tales medidas permitieron la formación de una curva de rendimientos en el país, la cual ha servido de referencia para el desenvolvimiento de productos de financiamiento a mediano y largo plazos para individuos y empresas, como el crédito hipotecario y diversos instrumentos de mercado.

La referida expansión hizo que la participación de los no residentes en el total de deuda gubernamental en circulación aumentara, en promedio, de 1.7 por ciento en 2002 a 36.7 por ciento en 2014.

La trayectoria ascendente de las tenencias de no residentes se vio afectada por la crisis financiera global de 2008-2009 y el anuncio de la reducción del estímulo monetario del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, hecho conocido como taper tantrum, en 2013. En el primer caso, con una caída drástica y, en el segundo, con una desaceleración, ambas de corta duración.

La segunda fase abarcó de 2015 a febrero de 2020, durante la cual las posiciones de los no residentes se estancaron en un valor promedio de 2.1 billones de pesos, si bien se registraron fluctuaciones más pronunciadas que en el pasado. En consecuencia, la participación de los no residentes bajó casi ocho puntos para ubicarse en 28.8 por ciento en febrero de 2020.

La falta de avance de las tenencias parece haber reflejado una mayor cautela de los inversionistas sobre el atractivo de los mercados emergentes. Al parecer, un factor determinante fue el desplome de los precios internacionales de las materias primas durante la segunda mitad de 2014, que fue interpretado como una vulnerabilidad de los países exportadores de esos insumos.

En México, tal preocupación se manifestó en la mayor contracción de posiciones del periodo, ocurrida en los primeros meses de 2016, ante las dudas sobre la capacidad de Pemex de cumplir con sus compromisos financieros.

Otros eventos internos, como las elecciones presidenciales y la decisión de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la CDMX, no ejercieron un impacto evidente sobre las inversiones.

La etapa actual inició en marzo de 2020 y se ha distinguido por registrar la contracción de tenencias más acelerada de la historia reciente. Hasta ahora, el punto más bajo ha correspondido a noviembre de 2021, cuando la participación se ubicó en 17.7 por ciento, una disminución de más de once puntos porcentuales en menos de dos años.

Sin duda, el factor más relevante ha sido la persistencia de la pandemia por COVID-19, que ha mantenido una notable incertidumbre sobre sus implicaciones económicas mundiales.

La mayor aversión al riesgo global ha resultado en una contracción de los flujos de capital dirigidos a los mercados emergentes, excluyendo China. Los factores detrás de la excepción china podrían incluir, entre otros, la incipiente apertura de su cuenta de capitales, la inclusión de sus bonos en los índices mundiales de inversión, y la expectativa de apreciación del renminbi.

México ha sido uno de los países más afectados por la salida de capitales de los mercados emergentes de deuda. No es posible saber, a ciencia cierta, qué ha llevado al país a perder atractivo como destino de inversiones extranjeras en valores gubernamentales proporcionalmente más que otras naciones.

Dado que, en última instancia, los tenedores de deuda velan por sus rendimientos, una conjetura razonable es que se perciba relativamente frágil la situación de las finanzas públicas del país, como consecuencia de las crecientes obligaciones de gasto gubernamental, incluida la carga de Pemex y las bajas perspectivas de crecimiento económico.

El autor es exsubgobernador del Banco de México y autor de Economía Mexicana para Desencantados (FCE 2006).

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