En Estados Unidos, la inflación anual, medida con el Índice de Precios del Gasto de Consumo Personal (PCE), indicador preferido del Banco de la Reserva Federal (Fed), empezó a subir por arriba del objetivo de 2.0 por ciento en marzo de 2021 y desde entonces no ha regresado a la meta.
Durante estos años, el Fed ha utilizado dos tipos de ‘narrativas’, es decir, estrategias de comunicación con el fin de influir en la percepción del público sobre el sentido de su política monetaria y, de esta manera, fortalecer la credibilidad de su mandato dual. Dado el buen desempeño del desempleo, la atención se ha centrado en la estabilidad de los precios.
La narrativa inicial abarcó los doce meses que terminaron en febrero de 2022, durante los cuales el Fed sostuvo que el aumento inflacionario era transitorio, resultante de las restricciones de oferta y la normalización de la demanda, una vez transcurrido el confinamiento extremo por el covid-19. Así, mantuvo el objetivo de su tasa de referencia virtualmente en cero y continuó el programa de compra de activos en los mercados financieros.
La posterior principió en marzo de 2022 y, con cambios de matiz que pueden identificarse en etapas, se ha prolongado hasta la actualidad. El punto de partida fue el reconocimiento del Fed de que se había equivocado en considerar la inflación como pasajera y que debía emprender un ciclo de ‘reafirmación’ de la postura monetaria.
De marzo a julio de 2022, el Fed incrementó sucesivamente el rango de su tasa de interés en un monto acumulado de 225 puntos base. Este Banco Central estimó que la estabilización sería posible con un desempleo moderadamente ascendente y un crecimiento económico cercano al de largo plazo. Con ello, la narrativa reflejó la expectativa de un ‘aterrizaje suave’, es decir, el regreso gradual de la inflación al objetivo, proyectado para 2025 por la mayoría de los miembros del Comité Federal de Marcado Abierto (FOMC) en junio de 2022, sin sacrificios significativos para la población.
En una segunda etapa, que se extendió aproximadamente de agosto de 2022 a mayo de 2023, el Fed consideró que los mercados financieros subestimaban su intención de aplicar una política monetaria suficientemente restrictiva.
En un discurso inusualmente conciso, dentro de la reunión anual organizada en agosto de 2022 por el Fed de Kansas City, el presidente Jerome Powell enfatizó que la desinflación no había acabado y que el apretamiento adicional probablemente causaría “dolor” a la sociedad. Esta visión correspondió a un escenario cercano al ‘aterrizaje duro’, el cual se reflejó en la mediana de las expectativas de los miembros del FOMC, de septiembre de 2022 a marzo de 2023, que incluyó una recesión breve. Durante esta fase, el Fed acumuló un aumento de 275 puntos base adicionales en la tasa de referencia y, en junio de 2022, inició un plan de reducción del tamaño de su balance.
En una tercera fase, de junio a noviembre de 2023, el Fed abandonó la perspectiva de recesión y regresó la narrativa a un ‘aterrizaje suave’, al tiempo que continuó explorando el grado de apretamiento para alcanzar la meta inflacionaria. En julio de ese año, el FOMC incrementó la tasa de referencia en 25 puntos base, para dejarla en el actual intervalo de 5.25-5.50 por ciento.
En una cuarta etapa, de diciembre de 2023 a abril de 2024, el presidente Powell advirtió que la tasa de referencia probablemente había alcanzado su nivel pico, lo cual complementó, durante el primer trimestre de 2024, con el señalamiento de que el apretamiento empezaría a revertirse durante el presente año. Esto es congruente con el hecho de que desde junio de 2022, la mediana de las proyecciones del FOMC ha apuntado este cambio para 2024.
En la decisión de ayer, el FOMC mantuvo el rango de la tasa de referencia inalterado, pero señaló que “en los meses recientes, ha habido una falta de avance adicional hacia el objetivo de 2.0 por ciento”, y anunció un plan de menor reducción de su tenencia de valores a partir de junio. El presidente Powell indicó que ganar confianza para reducir la tasa de referencia posiblemente tomará más tiempo que el esperado antes, y que el Fed está dispuesto a mantener la tasa “por el tiempo que sea apropiado”.
Estas consideraciones han respondido al estancamiento de la disminución de la inflación anual que, medida con el PCE, en marzo de 2024 ascendió a 2.7 por ciento, el mismo nivel que mostraba cinco meses antes.
Como resultado, el Fed parece haber iniciado una quinta fase en su narrativa, caracterizada por la rigidez a la baja de la inflación, en la que no solamente pospondría el inicio de recortes de la tasa de interés, sino que, además, continuaría evaluando, con base en los datos, el apretamiento necesario para la convergencia al objetivo, lo cual, aunque con aparente baja probabilidad, no descartaría alzas adicionales.