La semana pasada, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió recortar en un cuarto de punto porcentual el intervalo objetivo de la tasa de Fondos Federales, para dejarlo en 4.50-4.75 por ciento. Con ello, este Comité continuó su ciclo de bajas iniciado en septiembre.
El FOMC justificó su determinación desde dos ángulos. El primero fue retrospectivo y se sustentó en los avances logrados hacia los objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios. En su comunicado, citó el sólido crecimiento económico, el bajo desempleo y el descenso de la inflación.
En su conferencia, el presidente Jerome Powell amplió esta evaluación señalando que los indicadores de actividad económica y empleo han sido más fuertes que los esperados. Mencionó el crecimiento anualizado del PIB de 2.8 por ciento durante el tercer trimestre, similar al del trimestre previo. Además, comentó que el desempleo es más alto que el de hace un año, pero ha disminuido en los tres meses recientes, para ubicarse en 4.1 por ciento en octubre. Añadió que el mercado laboral se ha enfriado y, por lo tanto, “no es una fuente de presiones significativas inflacionarias”.
Powell admitió que la “inflación se ha acercado mucho más a nuestra meta de largo plazo del 2 por ciento, pero la inflación subyacente sigue siendo algo elevada”. Con base en el Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE), en septiembre, la inflación anual fue 2.1 por ciento, pero la subyacente, que excluye alimentos y energía, fue 2.7 por ciento.
Desde mayo de 2024, la inflación subyacente se ha estancado alrededor de ese nivel. Según Powell, esta persistencia se debe, principalmente, al rezago de la inflación de servicios de vivienda respecto de la baja variación de las rentas en los nuevos arrendamientos, por lo que el problema es temporal.
Ante la pregunta sobre por qué “muchos estadounidenses promedio aún no sienten la fortaleza de la economía en sus carteras”, expresó empatía por esos sentimientos y explicó que, como el nivel de precios no regresa al punto inicial, “se necesitan años de ganancias salariales reales para que la gente se sienta mejor”.
El segundo ángulo de la justificación del FOMC fue prospectivo. Con relación al de septiembre, el nuevo comunicado excluyó la frase “el Comité ha adquirido mayor confianza en que la inflación está avanzando de manera sostenible hacia el 2 por ciento”, y mantuvo la de “considera que los riesgos para alcanzar sus objetivos de empleo e inflación están aproximadamente equilibrados”.
Powell explicó que el enunciado omitido era la ‘prueba’ para iniciar el ciclo de bajas de la tasa de interés, lo cual ocurrió en septiembre, por lo que su reiteración resultaba redundante.
El presidente del Fed indicó que “con una recalibración adecuada de nuestra postura monetaria, se puede mantener la fortaleza de la economía y del mercado laboral, y lograr que la inflación baje de manera sostenible al 2 por ciento”. En otras palabras, el FOMC busca un ‘aterrizaje suave’.
En esa tarea, advirtió que siguen vigentes los dos riesgos: “moverse demasiado rápido” y encontrarse con el regreso de la inflación, o “moverse demasiado despacio” y dañar el mercado laboral. En la visión de Powell, el Comité está tratando de “navegar por ese camino intermedio entre los dos riesgos”.
Powell reconoció la necesidad de ser humildes, considerando la incertidumbre sobre los factores que podrían complicar la estabilización. Por ello, aceptó no conocer, de antemano, el ritmo apropiado de recortes ni la tasa terminal.
El líder del Fed fue muy convincente en la exposición de sus argumentos, excepto, quizás, en dos puntos. El primero consistió en descartar la posibilidad de que el alza de las tasas de interés de mercado, observada a partir de la decisión de política monetaria de septiembre, esté relacionada con el Fed, en la forma de una mayor inflación esperada, a pesar del aumento del diferencial entre las tasas nominales y reales.
El segundo residió en su rechazo a que el Fed persiga, por un tiempo, una inflación por debajo del 2 por ciento. El marco de política monetaria vigente establece que el FOMC “busca alcanzar una inflación que promedie 2 por ciento a lo largo del tiempo”. La inflación desde 2021 ha rebasado este objetivo, por lo que, en rigor, se requerirían temporalmente inflaciones inferiores. La postura de Powell de que “la inflación baja puede ser un problema” hace, al menos, imperante modificar el marco.
El progreso logrado por el Fed ha sido extraordinario y confirma que es posible controlar la inflación, con bajo costo, si se cuenta con suficiente credibilidad. Correctamente, este Banco Central no ha declarado victoria y, tal vez, nunca lo deba hacer. La tarea de los bancos centrales de cumplir con su misión nunca concluye.