En su reunión de política monetaria de septiembre de 2024, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) inició un ciclo de recortes del intervalo objetivo para la Tasa de Fondos Federales (TFF) a un día. En las sesiones de noviembre y diciembre, el FOMC determinó disminuciones adicionales, con lo cual este objetivo acumuló una reducción de 100 puntos base.
Por lo común, cuando un banco central empieza un ciclo de relajamiento, las tasas de interés de mercado a mayor plazo disminuyen. Esto ocurre, principalmente, porque los ahorradores incorporan en sus demandas de rendimiento la expectativa de reducciones adicionales en la tasa de política monetaria.
Contrario a lo que sucede habitualmente, a partir de septiembre de 2024, las principales tasas de interés de Estados Unidos han ido al alza. Por su importancia como referencias para el financiamiento de empresas y particulares, ha destacado el incremento de las tasas de la deuda gubernamental.
Específicamente, de mediados de septiembre de 2024 a mediados de enero de 2025, el rendimiento de los bonos del Tesoro de ese país a diez años acumuló un incremento 116 puntos base, variación superior, en términos absolutos, a la disminución de la TFF. Las tasas a dos, veinte y treinta años experimentaron aumentos ligeramente inferiores.
Por la relación inversa que existe entre el precio y el rendimiento de los instrumentos de deuda, el alza de las tasas de interés de los bonos gubernamentales ha implicado un deterioro en la valoración de mercado de los mismos.
Dos datos ilustran el carácter históricamente desfavorable del presente ciclo de bajas de la TFF. Por una parte, la evolución del bono gubernamental de diez años representa, por lo menos, el peor desempeño de los últimos siete ciclos de relajamiento desde 1989. Por otra parte, el rendimiento del bono a veinte años ha rebasado 5.0 por ciento, con niveles no vistos desde 2007.
¿A qué se debe el alza de las tasas de interés de mercado estadounidenses? Aunque en principio varios factores podrían estar influyendo, la respuesta inmediata de las tasas de mercado a las decisiones del FOMC sugiere un rol importante de la política monetaria.
Al respecto, conviene recordar que las tasas de largo plazo de los títulos de deuda tienen dos componentes: las expectativas de la trayectoria futura de las tasas de interés de corto plazo y una prima por plazo. Este segundo componente refleja la compensación demandada por los ahorradores ante el riesgo de que la senda de las tasas de corto plazo se desvíe de la esperada.
En su reunión de diciembre de 2024, el FOMC reconoció que el ritmo de desinflación se había reducido en meses recientes. Por ello, en comparación con la mediana de sus proyecciones de septiembre, en diciembre este Comité aumentó la inflación (PCE) para 2024, 2025 y 2026, y redujo a la mitad la reducción de la TFF en 2025.
Además, según las estimaciones del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, la prima por plazo de los bonos gubernamentales a diez años fue generalmente negativa desde 2016, con un promedio de -0.5 por ciento, pero a partir de octubre de 2024, se ha vuelto positiva alcanzando 0.5 por ciento en diciembre de este año.
Es posible que las tasas de interés de mercado y la prima por plazo se encuentren en un proceso de “normalización”, no necesariamente concluido, ante dos realidades que parece haber ignorado, hasta ahora, el FOMC en los recortes aplicados y proyectados de la TFF.
El primer factor consiste en la mayor incertidumbre sobre la inflación. Ello se refleja en el incremento, casi continuo, de la compensación por inflación y riesgo inflacionario (breakeven) de los bonos gubernamentales a diferentes plazos, observado desde septiembre de 2024.
El segundo factor, más importante, reside en un “castigo” ante el desorden fiscal de ese país. Respecto al PIB, se estima que en el año fiscal 2024, la deuda federal en manos del público subió a casi 100 por ciento, el déficit público fue 6.4 por ciento, el undécimo más alto desde 1930, y los intereses pagados sobre la deuda alcanzaron 3.3 por ciento, la mayor proporción desde 1992.
Los pronósticos para 2025 apuntan a un deterioro adicional de las cuentas públicas. Los mercados financieros han despertado ante la indisciplina fiscal del gobierno estadunidense, requiriendo una mayor tasa de interés y prima por plazo.
La subestimación de estos factores por parte del FOMC ha contribuido a que los mercados cuestionen las bases del actual ciclo de relajamiento. Para evitar una mayor pérdida de credibilidad, es indispensable que el Fed reconsidere a fondo su estrategia monetaria a mediano plazo, con el fin de asegurar el cumplimiento de su mandato dual.