Razones y Proporciones

El ajuste “de mitad de ciclo” del Fed

Si bien el Comité no cerró la puerta a bajas adicionales de la tasa de referencia, Powell advirtió que, en conjunto, debería interpretarse como un “ajuste de mitad de ciclo”, el cual no descartaría la eventualidad de retomar posteriormente la trayectoria de alzas.

La semana pasada, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del Fed redujo en un cuarto de punto porcentual el intervalo objetivo para su tasa de interés de referencia a 2 -2 1/4 por ciento.

Se trató del primer recorte de ese instrumento desde hace más de diez años, que representó una reversión incipiente de la serie de alzas aplicadas desde diciembre de 2015.

De forma complementaria, el FOMC adelantó dos meses la terminación de su programa de disminución de activos de su balance. Ambas acciones confirman el fin del proceso de normalización monetaria emprendido por el Fed.

Lo peculiar de la reciente rebaja de tasa es que ocurre en un contexto de considerable salud de la economía. En su comunicación, tanto el Comité como el presidente Powell reconocieron este hecho, al destacar la fortaleza del mercado laboral y el crecimiento económico, cuyo ritmo durante la primera mitad del año fue semejante al observado durante todo 2018.

Asimismo, señalaron que la inflación y sus expectativas han permanecido por debajo del objetivo de 2 por ciento.

El Fed justificó el relajamiento como medio para apoyar la prolongación de la expansión económica, con sólidas condiciones laborales, y cerrar la brecha de la inflación respecto a su meta.

La decisión fue caracterizada como un "seguro" contra los riesgos derivados del débil crecimiento económico mundial, la incertidumbre sobre la política comercial y la inflación baja.

En opinión de ese banco central, los dos primeros factores podrían restringir el vigor de la economía. Aunque no se apunta de forma explícita, el segundo elemento se refiere, en especial, al conflicto con China.

Al respecto, se señaló que la reciente contracción de las manufacturas y la inversión fija bruta observada en Estados Unidos podría estar reflejando las tensiones comerciales y la falta de certeza sobre su resolución.

Por su parte, el tercer elemento presentaría el peligro de inducir un deslizamiento de las expectativas de inflación a la baja, diluyendo la capacidad de "anclaje" del objetivo de 2 por ciento. Al parecer, los miembros del FOMC temen que su país entre a un proceso deflacionario, como el de Japón durante las últimas décadas.

Si bien el Comité no cerró la puerta a bajas adicionales de la tasa de referencia, Powell advirtió que, en conjunto, debería interpretarse como un "ajuste de mitad de ciclo", el cual no descartaría la eventualidad de retomar posteriormente la trayectoria de alzas.

La decisión del Fed a favor de un mayor acomodamiento podría adolecer, por lo menos, de tres limitaciones.

La primera consiste en una posible influencia excesiva de los mercados financieros. Ello lo sugiere el abrupto cambio de visión de esa autoridad, a partir de la significativa volatilidad de diciembre pasado, al pasar de una expectativa de alzas de tasa a principios de año, a una postura "paciente" y, finalmente, a una o, tal vez, varias rebajas.

Dado que, durante estos siete meses, el entorno no se deterioró ostensiblemente, no puede descartarse que el Fed se encuentre atrapado en la tarea de satisfacer a los mercados y evitar sus reacciones adversas. De ser ese el caso, la conducción de la política monetaria podría no obedecer a criterios de largo plazo.

La segunda restricción se refiere a que el impacto del reciente acomodamiento podría ser muy modesto. Varios estudios empíricos sugieren una baja capacidad de la política monetaria para influir en la economía, en un contexto de tasas de interés inusualmente bajas mantenidas por mucho tiempo.

La tercera limitación estriba en la posibilidad de que se generen efectos no deseados, particularmente en la forma de excesos financieros, que pudieran desembocar en un freno de la actividad económica, o hasta una recesión.

Esta y otras consideraciones llevaron a dos miembros con derecho de voto a disentir en la última decisión del FOMC. En la historia de este Comité, los disensos han sido comunes y han fungido como un contrapeso a las tendencias dominantes. Así, no deja de ser sugerente que 2000 - 2007 haya sido un período con escasos desacuerdos, el cual coincidió con la gestación de la crisis financiera.

México enfrenta problemas inversos a los de su vecino del Norte, con persistentes presiones inflacionarias, evidentes en la medición subyacente, y una desaceleración económica derivada, principalmente, de políticas internas inadecuadas. En su próxima reunión monetaria, el Banco de México deberá sopesar los riesgos de seguir al Fed para apoyar la economía, sin antes asegurar la convergencia de la inflación al objetivo permanente.

COLUMNAS ANTERIORES

La autonomía del Banco de México
La baja de la tasa de referencia del Banxico

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.