La vacuna contra el Covid se ha convertido en la esperanza de la humanidad para ponerle fin a la catástrofe y recuperar la vida truncada entre encierros y restricciones.
La gran conversación en el 2021 en todos los hogares del planeta será sobre el momento de ser vacunados para poder salir del confinamiento y abrazar a los seres queridos, volver a la escuela o reencontrarse con las amistades. Pareciera que las expectativas sobre la vacuna son exageradas, tomando en cuenta que dicho biológico aún se encuentra en fase de experimentación y que su aplicación sólo está autorizada por razones de emergencia, es decir, que los beneficios de aplicarla pudieran ser mayores a los perjuicios.
El secretario de Hacienda sostuvo que la vacuna permitirá la anhelada reactivación de la economía mexicana. No es una visión exclusiva del doctor Arturo Herrera, es una necesidad compartida en todos los países y por todos los gobiernos del mundo, entonces no resulta exagerado afirmar que la vacuna será la llave para prender nuevamente el motor económico mundial e ir recuperando la senda del crecimiento y la generación de empleos que la pandemia destruyó en el fatídico 2020.
Bajo este argumento, aquellos países que logren inmunizar a sus poblaciones en el menor tiempo posible, serán los que salgan a flote atrayendo las inversiones, reactivando el consumo a gran escala, reviviendo al sector educativo y abriendo la industria turística mundial a mayor velocidad. Por esta razón, la vacuna se convierte en un asunto de interés geopolítico, en una carrera por la inmunización.
País que inmunice primero, sacará amplias ventajas sobre otros, querámoslo o no. No podemos esperar a 2024 o 2026 para que la vacuna esté al alcance de los países pobres como lo ha aconsejado el Papa Francisco (tarea en la que sin duda deben aportar todas las naciones). En este sentido, todo el esfuerzo nacional debe estar encaminado a vacunar a todos los mexicanos sin excepción. No hay tarea más importante para 2021 que la inmunización.
Nuestro país no podría aguantar más muertes ni la economía más semáforos rojos. Por esta razón, debemos comenzar a ver la inmunización no solo como la gran prioridad nacional, sino también como un asunto de alta importancia hemisférica.
México, Estados Unidos y Canadá deben abordar este tema en bloque, en su calidad de socios y, sobre todo, como una de las regiones económicas y comerciales más poderosas del orbe. Ver la inmunización desde la palestra hemisférica significa construir estrategias conjuntas para acceder a la vacuna, compartiendo conocimiento en esquemas exitosos de distribución de la misma y, particularmente, acordando metas y plazos para alcanzar la vacunación completa en los tres países a corto plazo.
Actualmente cada país está haciendo esfuerzos aislados, pero qué mejor sería abordarlo conjuntamente en un frente común para salir unidos cuanto antes de la pandemia y reactivarnos como región. El reloj ya está en marcha y otras regiones del planeta lo están entendiendo. No debemos dejar que el destino nos rebase. Desperdiciar esta gran oportunidad podría engendrar una nueva catástrofe de dimensiones inimaginables.
Sólo inmunizados, México, EU y Canadá podrán construir vías para jalar a las naciones hermanas de Centroamérica hacia la inmunización y la reactivación hemisférica. Es una tarea vital que no podemos darnos el lujo de fallar. Hacerlo en bloque podría ser la única salida que nos confiera un hándicap en esta carrera.
El mundo no volverá a ser el mismo después del coronavirus y un nuevo orden mundial comenzará a dibujarse con la vacuna y la inmunización de la población.
Como países, pero sobre todo como región económica, comercial y cultural, el T-MEC debe ser protagonista y liderar uno de los mayores desafíos institucionales y de justicia social que haya enfrentado la humanidad en su historia.