La política monetaria de China ha sido una inquietud de las autoridades económicas, comerciales y bancarias, así como del Congreso de Estados Unidos (EU) por más de una década. Las medidas del gobierno chino para fortalecer su economía han generado demandas no exclusivas, pero sí enfáticas de EU para que disminuya su dependencia en las exportaciones y fomente el crecimiento de su mercado interno y, en ese sentido, de las importaciones. De manera simultánea, diversos analistas estadounidenses advierten de que si bien la creciente compra china de bonos del Tesoro de EU asiste al gobierno estadounidense en disminuir su déficit y disminuir las tasas de interés, afecta a muchos sectores productivos.
Como expone un documento del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos (CRS), sobre los argumentos en contra del control de la paridad de la moneda china frente al dólar; también insisten en que el incremento del déficit comercial de Estados Unidos ha provocado pérdida de empleos, en particular en el sector de manufacturas. Basta, como reflejo, el discurso del presidente Barack Obama de 2011, en el que al referirse a la política económica china señaló: "suficiente es suficiente". En respuesta, las autoridades chinas han sostenido que su moneda sólo podrá elevar su paridad de cambio poco a poco, y que deberá hacerse con la gradualidad necesaria para evitar el golpe económico a sus exportadores y sus fuentes de trabajo.
Lo cierto es que la política monetaria china ha cambiado desde 1994; hasta ese año ese país mantenía dos tipos de cambio, uno definido por el gobierno (5.77 yuanes por dólar) y otro "de mercado" (8.70 yuanes por dólar). Para 1994 el gobierno unificó ambos sistemas en 8.70, tasa que se estabilizó en 8.28 durante el periodo 1994-2005. A partir de 2005 el gobierno chino impulsó una política para permitir que su moneda se apreciara, aunque ésta sólo fue de 18.7 por ciento entre julio de 2005 y el mismo mes de 2008. Luego, como consecuencia de la recesión económica mundial, el gobierno chino detuvo la apreciación de su moneda y fue hasta 2011 cuando volvió a elevarse hasta llegar a 6.17 yuanes por dólar en 2013.
Más allá de la paridad, los analistas estadounidenses sostienen que al analizar la política monetaria china hay que considerar la diferencia en las tasas inflacionarias, así como un índice que contemple dicha variable en los países con los que China tiene relaciones comerciales estrechas. Se aduce que ambos componentes impactan el consumo en las naciones importadoras, así como las fuentes de trabajo en Estados Unidos. El Instituto de Política Económica de ese país, por ejemplo, afirma que el déficit comercial con China causó la pérdida o movimiento de 2.7 millones de trabajos estadounidenses.
Los especialistas del CRS también recuerdan las inquietudes acerca de la posesión china de reservas internacionales: no sólo es la nación que, por mucho, tiene la mayor proporción en el mundo (3 millones de millones de dólares en 2012). Con estos recursos, señalan los analistas, China puede seguir manipulando el tipo de cambio de su moneda por muchos años, con los consecuentes impactos en la economía no sólo de Estados Unidos sino de gran parte del mundo.
La autora es directora general de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República. Doctora en Gobierno y maestra en Ciencia Política por la Universidad de Essex, Reino Unido, y licenciada en Relaciones Internacionales por El Colegio de México.
Maria De Los Angeles Mascott Sanchez
La política monetaria de China: lecturas desde Estados Unidos
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