Retrato Hablado

‘No hay que luchar contra la tecnología, sino aprovecharla’

Al final, sólo compites con una foto de gran calidad y ésa no lo hace cualquiera, dice el fotógrafo Chino Lemus.

Después de trabajar durante nueve años en MTV, de un día para otro, Chino Lemus se quedó desempleado. Producir la programación del canal era mucho más barato en Argentina. No había remedio; él y decenas más quedaron en la calle. Lemus se había iniciado como asistente de producción. Luego fue camarógrafo, editor y productor. Pero su experiencia, de pronto, no le valió para nada.

En Los Ángeles, a donde se fue por un par de meses a meditar sobre su futuro, le ofrecieron trabajo en LATV, pero lo rechazó porque acabaría haciendo lo mismo en otro lugar. Unos meses atrás, había asistido al fotógrafo Fernando Aceves y tuvo el impulso de comprar el equipo que necesitaba para tomar el riesgo por su pasión, que siempre había sido la fotografía. Lemus no se había formado, pero tenía el “ojo educado”; muchos años de leer la prensa, revistas y de ver televisión, obras de teatro y cientos de películas adiestraron su mirada.

Cuando se esfumó su liquidación, volvió a México. La cantante y actriz Belinda le dio una oportunidad. Nunca había sido una persona fácil de fotografiar, pero después de la primera sesión, recomendó a Lemus en sus redes. A partir de ahí, el teléfono de Chino Lemus no dejó de sonar. “Ella encendió el avispero. Me llamaron Moderato y otros artistas, también amigos que se habían colocado en disqueras y en otros puestos con la libertad de contratar”.

Un par de años más tarde, ya que se había asentado, soñó que estaba de gira con un artista. Cuando llegaba a un concierto, ya todo estaba armado. Le daba curiosidad el antes, los preparativos, saber cómo se movía la maquinaria. “Le escribí a una amiga de MTV Miami que conocía a Ricky Martin. Le dije que me gustaría tomarle fotos para mi portafolio”. Una semana después de la entrega del material, le ofrecieron viajar a Estambul como parte del tour por Europa de la estrella. “Fuimos a 15 países, y me quedé como fotógrafo de Ricky Martin durante seis años. Él hace giras de ocho meses al año y fue uno de los primeros que tuvo a un fotógrafo pegado a él”.

Ese fue su segundo gran momento. Artistas españoles y latinoamericanos empezaron a seguirlo y a buscarlo. Desde entonces, Lemus ha gravitado durante 24 años en la industria de la música y es uno de los más renombrados en su oficio.

El fotógrafo se estacionó en México mientras Ricky Martin participó en el musical Evita, en Broadway. Vio un documental de National Geographic en el que el fotoperiodista Pete Souza –el fotógrafo oficial de la Casa Blanca en la administración de Barack Obama– hablaba sobre ese tiempo. “Pensé en la oportunidad de observar desde ahí las deficiencias y los excesos de tu país”. Fue asombroso que a las dos semanas lo citaron en Los Pinos para invitarlo a ser fotógrafo del presidente Calderón. “La mañana siguiente salimos a Tabasco. Estuve con él el último año de gobierno, documentando su día a día, tanto la agenda pública como la privada. Es uno de los trabajos que más he disfrutado y que me ha hecho conocer y entender mejor a mi país y el papel de los políticos también. Contar un pedazo de la historia de mi país a través de mi visión fue un gran privilegio”.

En 2016, cuando Chino Lemus dejó a Martin –cansado de viajar–, empezó a hacer fotografía para portadas de discos. “Hice a Shakira, a Chayanne, a Franco de Vita, a Marc Anthony, al Buki y a muchos más. Me abrí a otros personajes y aprecié mucho estar en mi casa, con mis perros, vivir mi propia vida. Porque cuando sigues a un artista, vives su vida. Estuve en los mejores hoteles, pero no podía disfrutar la casa que acababa de comprar. No podía tener novia porque nunca estaba en México. Mis amigos se alejaban porque nunca estaba aquí. El equipo de Ricky fue mi familia adoptiva, pero mi vida estaba siempre en pausa”.

Con la pandemia, la carrera de Lemus dio un vuelco más. Se cancelaron los conciertos, no había a quien retratar. “Subí fotos que había hecho y que no había publicado, y acabé haciendo posters para películas, series de televisión y campañas comerciales, al grado que hoy ya casi no hago fotos de músicos. Y quiero desarrollar un proyecto que consiste en retratar a todas las etnias de México antes de que se pierdan. Quiero registrar cómo viven y dejar un documento histórico para México. Es un proyecto súper ambicioso; es mi próximo sueño”.

-¿Cómo ha cambiado tu profesión a partir de que se popularizó el uso del iPhone y otros teléfonos con cámaras muy potentes?

-Cuando estaba en Presidencia, me pasaba que antes de que terminara un evento, los reporteros ya habían mandado la foto a la redacción. Yo no había editado, y los periódicos ya la traían. Eran los reporteros, incluso antes que los fotógrafos, porque tenían el acceso al presidente. Los teléfonos son una gran herramienta. Yo ya no viajo siempre con cámara, sólo con mi teléfono; la mejor cámara es la que tienes al momento. Pero uno también tiene que actualizarse, tiene que innovar y no luchar contra la tecnología, sino aprovecharla para hacer el trabajo cada vez mejor. Pero es cierto que cada vez hay más fotógrafos y cada vez cobran menos.

-Es que existe la percepción de que cualquiera trae una cámara, y tiene un ojo medianamente entrenado, puede hacer una foto decente.

-Todos traemos una buena cámara y unos buenos lentes; con un par de filtros, todo se ve presentable en Instagram, pero hay que luchar contra eso. Al final, sólo compites con una foto de gran calidad y ésa no lo hace cualquiera. Yo he fotografiado imágenes con un iPhone que han sido publicadas en espectaculares. ¿Se puede hacer una gran foto con esto? Sí, pero hay que aprovechar las herramientas de las que disponemos. El dron, por ejemplo. No exige gran técnica: lo vuelas, aprietas un botón y listo. Pero debes tener un gran ojo para detectar la foto increíble para la que antes necesitabas volar en helicóptero. Ahí tienes el gran material de Santiago Arau. Más que esto, a mí me preocupa más qué va a pasar con la inteligencia artificial.

-Es competencia desleal…

-Exacto. Pero es otra herramienta a la que nos vamos a tener que ajustar. Ya hay fotografías increíbles compuestas con una fotografía real y con el fondo creado en inteligencia artificial o con Photoshop. Son instrumentos de los que tenemos que preocuparnos y ocuparnos a la vez, y aprender a dominarlas. Y si juntamos todo, pueden resultar cosas maravillosas.

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