Retrato Hablado

'Luchamos por candidaturas para afromexicanas'

Mijane Jiménez asumió hace una década su identidad afromexicana. A sus 31, afirma, es también su identidad política, comenta María Scherer Ibarra.

Mijane Jiménez preguntó a su maestro de historia quién era ella, de dónde venía. "Eres mexicana", le respondió, porque era nacida en México. "Como los indígenas", agregó. Pero Mijane Jiménez sabía que no era indígena. Tampoco tenía origen español.

-"¿Qué somos?", insistió.

-"Una vez llegó un barco lleno de esclavos que poblaron este lugar. Si quieres saber más, busca en el Museo Afromexicano Vicente Guerrero Saldaña", cortó.

Ahí fue Mijane Jiménez y encontró que lo que el profesor le había dicho era cierto. Esclavos que llegaron a los puertos fueron comercializados como animales de carga para la mano de obra de los hacendados de la Costa Chica.

"Yo asumía que el negro era caliente; que me dijeran que soy caliente porque soy originaria de Cuajinicuilapa, porque soy tuleña o costeña me parecía muy normal. Lo tomaba como la típica broma. No me defendía si alguien me decía que le presentara a una negra, o a un negro. Estaba normalizado el racismo como estaba normalizada la sexualización de nuestros cuerpos".

Ya mayor, cuando ingresó a la Universidad Autónoma de Guerrero, Mijane Jiménez comprendió que nada de eso era normal. Y se enteró de que las mujeres indígenas habían conquistado algunos derechos en 1994, "pero las afromexicanas, no. Y me lo empecé a cuestionar".

Mijane Jiménez asumió hace una década su identidad afromexicana. A sus 31, afirma, es también su identidad política.

Silvio Jiménez Lugo, su padre, un gestor social que presidió el PRI en Cuajinicuilapa –el municipio con la población más grande de afromexicanos del estado–, le hablaba del movimiento afro. "Desde pequeñita vi a mi papá trabajar para el mejoramiento de las viviendas de las mujeres, trabajando en proyectos productivos para ellas, haciendo pasar a las mujeres negras como indígenas para acceder a la política pública".

Silvio Jiménez Lugo era un hombre rebelde. Quizá por eso el PRI no lo hizo candidato hasta 2015, más de 20 años después del inicio de su carrera partidista. Su hija estudió en la primaria que él fundó, en el turno vespertino, al que acudían alumnos que también trabajaban o que tenían más de 10 años y se incorporaron tarde a la educación básica. "Ahí me crie con niñas y niños de mi barrio, de escasos recursos. Había niñas violentadas, había niñas que no llevaban ni para comer. Muchas tenían marcas en la piel, y a algunas las sacaban del salón a golpes porque no estudiaban o porque no le entendían a la clase".

Cuando Silvio Jiménez se hartó de la política electoral, fundó la organización Mano Amiga de la Costa Chica, que ahora encabeza su hija Mijane, y se financia por medio de proyectos que dirigen las mujeres que la constituyen, rifas y donaciones.

En esa organización acompaña a Mijane Asunción Salinas García, su madre, maestra, hija de negro y blanca. Cuando le preguntan de dónde es, ella responde que de Tlapehuala, pero la gente le dice que no, que eso no es posible, que su color obedece a Tierra Caliente. "Ella llegó al municipio en el año 79. No había ni luz". Fue regidora del PRI y promotora de la danza de artesa, una danza ancestral de la población afromexicana.

Una vez, Mijane le preguntó a su abuelo, Teodoro Salinas, si le gustaba ser negro. "Pues no. Todo el tiempo me hacen burla", le confesó. "Y mi madre se quedó mucho tiempo con eso y yo también".

Cuando estudiaba la preparatoria, Mijane Jiménez fue parte de la Delegación Estudiantil Universitaria de Guerrero. Fue a Chilpancingo a un evento nacional y ahí denunció que había que caminar a una gasolinera, a un kilómetro de su escuela, donde estaba el baño más próximo. A partir de entonces la invitaban los estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero, donde estudió derecho.

Después de graduarse de la facultad, quiso estudiar una maestría. "Mi sueño era dar clase de ciencias, pero cada que quise acceder a alguna beca, me rechazaron porque no era indígena. Me frustró muchísimo no continuar con mis estudios".

Entonces hizo política junto a su padre. "Benigno Gallardo, un líder misógino, grosero y vulgar, le decía a mi padre que andaban pidiendo negras para un foro. Mi mamá no pudo ir y me mandó. Ahí conocí a Martha Sánchez, la encargada del Programa de Mujeres Indígenas del Instituto Simone de Beauvoir, y un referente para las afromexicanas. Ella me advirtió que en el camino que estaba por tomar habría muchos retos y pocos aplausos".

Tras ese encuentro, Jiménez y otras mujeres crearon Remjina, la Red de Mujeres Jóvenes, Indígenas y Afromexicanas, en Guerrero. Luego fue candidata a diputada federal por el PAN, "como me veían muy activa, me invitaron, y como yo no tenía razón de ser, no tenía dinero ni trabajo, acepté. Mi padre y yo nos peleamos muy duro porque él era candidato para presidente municipal. Me dejó de hablar, pero al final hicimos campaña juntos y, aunque perdí, fue una de las experiencias más hermosas de mi vida".

Don Silvio murió en 2016. Su hija retomó los proyectos inconclusos. Cambió a toda la mesa directiva de Mano Amiga, donde había sólo hombres. Forjó líderes afromexicanas de todo el país y las acompañó a asambleas de la OEA y la Cumbre de las Américas. Realizó trabajos audiovisuales y ensayos para visibilizar la problemática afromexicana. Ahora enseña autocuidado y derechos sexuales y reproductivos a adolescentes afromexicanas e instrumenta un proyecto para fortalecer la sostenibilidad alimentaria de las familias de su comunidad.

En 2019, Mijane Jiménez solicitó acciones afirmativas para el pueblo afromexicano. "Quiero candidaturas para las afromexicanas con conciencia de identidad; deben participar en este proceso. Estoy orgullosa de haberlo exigido y si en el INE logran que los partidos políticos incluyan candidaturas afromexicanas con compromiso social, habremos hecho historia".

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