Directora de la Unidad Académica de Contaduría y Administración UAZ

El obsoleto pacto fiscal

Necesitamos un acuerdo más equitativo y que beneficie a todos proporcionalmente.

La historia de México es fundamental para comprender en qué consiste el federalismo, tal y como fue concebido en la Constitución de 1824. Ignacio Vallarta, fervoroso defensor del régimen federalista, estuvo siempre en favor del espíritu constitucionalista, comenzando por no deprimir ni ultrajar la soberanía de los estados, reconociendo siempre la concurrencia de las facultades federales y estatales, viendo de igual forma tanto por la soberanía estatal como la federal.

El primer pacto federal data del 31 de enero de 1824, por lo que resulta urgente revisar y, en consecuencia, conformar un nuevo pacto federal con un sistema de coordinación fiscal en donde queden plasmados los acuerdos entre la Federación y las soberanías de los estados. Se requiere retomar el proceso histórico del federalismo en México de acuerdo con las circunstancias del país. Es conveniente una redistribución de facultades tributarias y que exista un avance significativo a través de la sistematización para dotar de certeza jurídica a las entidades y desde luego con ello lograr mayor transparencia.

Las crisis financieras tanto estatales como municipales, dan muestra de la urgencia de revisar las aportaciones en rubros como salud, educación, combate a la pobreza y seguridad, pues la mayor parte de sus ingresos provienen de las transferencias federales.

Se requiere mejorar la calidad del gasto público, por lo que es necesario un nuevo pacto fiscal por consenso, pero sobre todo con definiciones muy claras sobre los objetivos a corto y largo plazos, determinación de políticas públicas, guías de acción para el cumplimiento exacto, incluida la constancia y supervisión de programas analíticos basados en las decisiones democráticas, influenciadas principalmente por el patriotismo y el fin último de la administración pública.

La Ley de Coordinación Fiscal requiere de una revisión, para lo cual se ha convocado a una Convención Nacional Hacendaria en donde estarán integrados los funcionarios fiscales, así como los gobernadores que han demandado esta revisión.

No resulta casual que la Coparmex se manifieste de igual forma por una mejor y renovada versión del federalismo en México, ya que la distribución a todas luces resulta inequitativa.

De esta revisión del pacto fiscal se espera mucho. La consolidación del federalismo en México debe hacerse a través de un diseño muy puntual, que sea integral y a largo plazo. Los estados tienen soberanía y cada estado debe administrarse y recaudar impuestos, aunque formen parte de la Federación; no obstante, es urgente construir ese nuevo pacto fiscal, ya que es inaplazable hacer una redistribución de potestades tributarias

Es imprescindible definir claramente el papel de los congresos locales y eliminar toda clase de discrecionalidades del gasto público, tener más transparencia, rendición de cuentas y tomar en cuenta que las crisis de las finanzas estatales y municipales, que se han profundizado en los últimos años, muestran que el pacto fiscal que existe debió de revisarse de manera constante para actualizar su diseño, como la contabilidad de cualquier empresa.

El reparto de facultades tributarias es prácticamente nulo. Vivimos en un centralismo fiscal, no es malo centralizar o descentralizar en materia de administración pública, pero hay que identificar para qué centralizamos o descentralizamos, si se tiene un objetivo específico y se cumple, incluso puede ser bueno. En este caso esta centralización ha reducido potestades de los estados y municipios y necesitamos que esto aflore, porque las aportaciones del gasto federal se condicionan normalmente con reglas de operación muy restrictivas.

En México vivimos un centralismo tributario y dependemos más que otros países de los ingresos petroleros. Tenemos una estructura fiscal regresiva que se basa en impuestos indirectos, lo que afecta mucho más a la población con menos ingresos. Esto se debe reducir, lo que se esperaría fuera tomado en cuenta en este nuevo pacto fiscal.

Los gobernadores que buscan este acuerdo lo hacen con la inminente intención de que evolucione esta situación de acuerdo con las circunstancias y los desafíos que tiene el país, sin que se convierta esto en un tema político. En definitiva, el actual pacto fiscal está totalmente obsoleto. 12 entidades que concentran el 40 por ciento del PIB se quejan de aportar más a la Federación y que otros se lleven el presupuesto vía federal.

Es por ello que se espera mucho de esta revisión. Necesitamos un acuerdo más equitativo y que beneficie a todos proporcionalmente. Un pacto verdaderamente federalista pero, sobretodo, que sea promotor del crecimiento y de la inversión en todos los estados, desde Aguascalientes hasta Zacatecas. Un pacto en beneficio de todos los mexicanos, especialmente de los más necesitados.

COLUMNAS ANTERIORES

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.