¿Cuántas personas realmente votarán en las próximas elecciones del Poder Judicial, con poco tiempo de promoción; sin partidos políticos; sin precampaña y sin presupuesto para la campaña de las y los candidatos?
Con solo nombres; la página del Instituto Nacional Electoral (INE) y un micrositio llamado “Conócelos”, se elegirán 881 cargos a uno de los poderes regentes de nuestro país. Parece que serán unos pocos los que elegirán entre los más de 5 mil 300 candidatos a nivel federal, más el número de candidatos a nivel local (aún por definirse).
Incluso los impulsores de la Reforma Judicial anticipan una escasa participación el próximo 1 de junio. Prueba de ello es la falta de establecimiento de un porcentaje mínimo de votación para validar este proceso. Característica especialmente cuestionable, considerando que los otros dos ejercicios de participación ciudadana promovidos por la 4T —la Consulta Popular de 2021 y la Revocación de Mandato de 2022— sí exigieron un mínimo del 40 por ciento de sufragio respecto al padrón electoral para ser considerados válidos. Porcentaje que, además, se logró alcanzar.
Ahora que se pretende renovar al Poder Judicial, la proyección está entre el 8 y el 15 por ciento del padrón – según lo declarado por la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, la semana pasada –. Pocas personas participarán con su voto, dejando claro que el poder queda entre quienes elaboraron la reforma.
Bien explica el sociólogo estadounidense, Wright Mills, que el poder tiene que ver con las decisiones que toman las personas sobre las circunstancias en las que viven. Pero en tanto se toman tales decisiones, el problema de quien forma parte de su elaboración es el problema básico del poder.
Se pronostica ese bajísimo involucramiento, aun con la ampliación de 800 millones de pesos al presupuesto para estos comicios, aprobado por la presidenta Claudia Sheinbaum. Un incremento de 6 mil 219 a 7 mil 019 millones de pesos, con la intención de fortalecer la capacidad operativa del INE y fomentar el involucramiento ciudadano. Con tal cuota, se procuran instalar 86 mil casillas – la mitad de las instaladas en el proceso electoral federal de 2024 –.
Históricamente, las y los ciudadanos suelen estar familiarizados con el sufragio gracias a su periodicidad. El porcentaje de votación de las últimas elecciones federales (2024) fue del 61.05 por ciento y de las intermedias más recientes (2021) de 52.66 por ciento de la lista nominal. Son cifras que se alcanzaron, además, gracias a la promoción oficial que hacen los partidos políticos y los mismos candidatos, quienes recuerdan durante meses que se acerca una votación con recursos del erario.
Sin embargo, para la renovación del Poder Judicial, habrá únicamente nombres sin presupuesto para campaña. En esta ocasión, no se dispone de financiamiento público ni privado para las campañas, tampoco habrá promoción en las calles. La única publicidad será la del propio instituto electoral.
Por la enorme cantidad de candidaturas, los espacios de radio y televisión del INE no podrán personalizarse; además de que también representa un gran reto para los medios. Para saber quiénes competirán, se habilitará el micrositio “Conóceles”, el cual será alimentado hasta el 12 de febrero, cuando el Senado apruebe las listas finales. Será ahí donde podremos encontrar sus características generales, trayectoria y formación, con información proporcionada por los propios candidatos.
Además, se estima que tomará entre 9 y 10 minutos completar el voto. No se contará con los emblemas de los partidos y se votará por nombres en lo individual. Con tan poco conocimiento sobre los comicios y candidatos, y tan alta probabilidad de error o elección al azar frente a las boletas, claramente el poder se concentra en esos pocos que impulsan y controlan el proceso.